Un trabajo, una vida nueva

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Visitamos a Germán durante su jornada laboral en la Universidad

Visitamos a Germán durante su jornada laboral en la Universidad

Germán Cobo, trabajador de la Conserjería de la Escuela de Ingeniería Técnica Minera de la Universidad de Cantabria

Cuando terminó el colegio, Germán estudió Hostelería donde, tras dos años, consiguió el título que hoy luce satisfecho en la pared de su cuarto. Después, cursó el módulo de Empleado de Oficina del Programa de Garantía Social, impartido en la Fundación. Y, lo que comenzó siendo unas prácticas laborales, se ha convertido en un trabajo que le llena de orgullo y satisfacción.

Germán Cobo García lleva 4 años trabajando en la Conserjería de la Escuela de Ingeniería Técnica Minera de la Universidad de Cantabria, en el campus de Torrelavega. Vecino de esta misma localidad, se levanta todos los días a las 8 de la mañana, se levanta y se prepara para llegar puntualmente a su puesto de trabajo, una hora después. Lo primero que hace, nada más llegar, es clasificar y repartir el correo. Se conoce todos los despachos, los números y a quién pertenecen, cosa que, según sus compañeros, no es nada fácil porque el edificio cuenta con innumerables puertas. También se encarga de abrir algunas aulas para cuando llegan los alumnos.

Lo que más le gusta de su trabajo es que disfruta haciéndolo y que puede hablar con muchas personas, aunque reconoce que es un poco tímido. Le gusta tanto que, aunque su jornada termina a mediodía, alguna vez ha vuelto a trabajar por la tarde.

Germán se siente muy agradecido de trabajar aquí ya que le ha permitido conocer a mucha gente y le ha cambiado la vida.

Su compañera Pilar asegura que Germán es uno más. En el tiempo que llevan trabajando juntos, ha comprobado cómo se ha ido haciendo más extrovertido y dinámico. Añade que, aunque “es un poco de ideas fijas”, es muy trabajador y cada día le asignan más tareas porque puede con eso y con más.

José Luis, su jefe, se sorprende cada día de la capacidad de Germán y recurre a él cuando tiene que recordar algo: sabe que a Germán no se le va a olvidar, porque “es como un reloj”. Asegura que todas las personas del centro le tienen mucho aprecio y bromean con él hablando de fútbol, aunque para Germán ese es un tema muy serio. Cree que el trabajo le ha venido muy bien para tener estímulos: “viene feliz a trabajar”.

Elena es su preparadora laboral y lleva dos años ayudándole a integrarse adecuadamente. Dice que la Escuela es ideal para trabajar porque le quieren todos con locura. Aunque es un poco introvertido, Elena explica que en este tiempo ha mejorado sus habilidades sociales por estar en relación con los alumnos todo el día. “Germán iría a trabajar aunque fuera gratis porque disfruta y se siente útil”, señala.

Para su madre, Josefina, no es ninguna sorpresa que Germán desempeñe tan bien su trabajo. En casa siempre ha sido como el resto de los hermanos y le ha animado a hacer todo tipo de actividades porque “si sé que puede hacerlo, ¿por qué no lo va a hacer?”. Se siente orgullosa de su hijo, de lo que ha conseguido, y asegura que el trabajo le ha servido para estar centrado. “Desde que empezó, se siente seguro y satisfecho”.

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