Por Loli
Os contaría muchas cosas de Paula, pero… (me haría falta más de una revista). Paula nació el 14 de Junio de 1998. Se dieron cuenta de su síndrome de Down cuando comenzaron a lavarla. Se lo comunicaron a mi marido y él tuvo que encargarse de decírmelo a mí y al resto de la familia (menudo trago). Lo que tuvimos muy claro, desde el principio, es que era nuestra hija y había que sacarla adelante como fuese.
Estuvimos ingresadas durante diez días, en los cuales, su padre sólo podía tenerla en brazos una hora al día, y yo durante las horas de mamar. Esa fue nuestra primera batalla a luchar, pero conseguí que mamase. Salimos del hospital el venticuatro de junio. Para entonces, ya nos habían puesto en contacto con la Fundación. Vinieron a visitarnos al hospital al día siguiente de su nacimiento.
El doctor Flórez fue la primera persona que nos dio la enhorabuena por haber tenido una hija, y después Mª Victoria y Pepa. Guardo un grato recuerdo de esa visita, pues nos dieron muchos ánimos y nos demostraron su interés por ayudarnos. Mi niña era, según las enfermeras, la niña más visitada en aquella cristalera. Días de haber allí dieciocho personas, entre amigos y familiares. Era y es una satisfacción contar con tanta gente.
El 2 de julio comenzamos su primera sesión de estimulación temprana en la Fundación con Ada y Mª Victoria. Desde aquí queremos dar las gracias a toda la familia, amigos, vecinos y conocidos, por su apoyo incondicional desde el primer día.
Lo que más nos preocupó fueron los problemas de salud que tenía, los cuales gracias a Dios, se han ido solucionando. El ir a la Fundación, para mí, era y sigue siendo la tarea más importante a realizar durante la semana. Trabajar luego en casa no me cuesta, es más, me gusta.
Hoy por hoy puedo decir, con orgullo, que la que más sé del S. de D. de Paula soy yo. Yo puedo llevarla a la Fundación y asistir a sus clases, a sus consultas médicas, hago las tareas con ella, soy la intermediaria entre el colegio y la Fundación, etc. Y cómo no, la más interesada, junto con su padre, de que nuestra hija evolucione. Somos una familia muy afortunada, pues tenemos mucha gente a nuestro alrededor queriendo ayudarnos. Quiero darle las gracias a mi hija por enseñarme a luchar y pelear, por lo que creemos causas justas. Os contaré, que no todo siempre es maravilloso, pues hay momentos muy difíciles, en los cuales tiraría la toalla (con su carácter, sus parones en el aprendizaje, etc.) pero hemos aprendido a recogerla enseguida. Muchas veces, es más difícil concienciar y educar a la gente que tienes alrededor, que a la propia Paula.
Nos sentimos muy orgullosos, cuando la vemos con qué autonomía se mueve por la vida. Los esfuerzos desde la estimulación temprana, están dando sus frutos y eso compensa todo el trabajo realizado.
Gracias a todas las personas de la Fundación, por hacernos sentir un miembro más de esa gran familia que somos. Paula va a un colegio público en Torrelavega (Menéndez Pelayo), en el que está desde los tres años. Hemos tenido profesores, profesores con interés y profesores con muchísimo interés, implicación y amor propio, a los cuales aprovecho a dar las gracias. En el cole, Paula, es una más y los niños la aceptan tal cual es. Tiene unas amigas estupendas, que se lo demuestran dentro y fuera del colegio. Gracias a ellas y sus familias.
Hoy Paula tiene doce años. Es una mujercita que disfruta de su vida a tope y es feliz. Sale con el cole y la Fundación a cualquier viaje o excursión que se nos presenta.
Gracias hija por venir a nuestra familia y enseñarnos a ser más tolerantes y luchadores.