Por Juan Muruzábal
Hace año y medio que vivo en casa de mis tíos. Soy de San Sebastián, pero estudio aquí, en la Universidad de Cantabria. Antes solo veía a Miguel en vacaciones y algunos fines de semana; siempre tenía nuevas cosas que contarte y era el gran protagonista en todos los eventos familiares. Pero ahora he llegado a conocerle y a ver que su día a día no es diferente al de cualquier otra persona, me resultaría difícil señalar alguna diferencia con el día a día de otros niños de su edad.
Lo primero que destacaría de Miguel es su gran corazón. Es una persona muy cariñosa, parece tener un sexto sentido para notar cuando alguien está triste o tiene un día malo y es en esos días cuando él más majo y agradable está.
Una mala noticia o la desaparición de un ser querido, es para él una oportunidad más para consolarte y demostrarte con sus particulares puntos de vista que la vida sigue mereciendo la pena.
A Miguel tampoco le gusta nada el mal rollo entre las personas y siempre que lo detecta, no para hasta conseguir que todo vuelva a la normalidad. Hace unas semanas, por ejemplo, vino a pasar unos días a San Sebastián. Mi madre y yo nos pasamos todo el tiempo discutiendo, lo típico entre madre e hijo. Pues él, no paró de hablar con ella o conmigo para intentar solucionar nuestras pequeñas diferencias, incluso una semana después seguía llamando a diario para ver cómo nos iban las cosas. También es una persona muy ordenada, todo en su sitio y siempre en el mismo lugar. Los domingos al fútbol, lleva el abrigo y la bufanda del fútbol, haga calor o frío; los jueves a gimnasia la cazadora de gimnasia, los viernes si sale saca su cartera de los viernes que es distinta al tarjetero que lleva entre semana y cuando se va a la cama, las gafas y las zapatillas siempre en su lugar.
Es difícil que cambie la manera de hacer algo o de opinión sobre un tema, lo cual le hace ser un poco cabezota, pero también una persona muy fiel. Aunque le caiga una goleada al Racing, no le escucharás malas palabras sobre el entrenador, jugadores o el juego del equipo por muy malo que sea, al contrario, te dirá que han jugado de maravilla.
Otra cosa que me llama la atención es la memoria que tiene, se acuerda de unas cosas increíbles. ¿Te acuerdas de lo que pasó en aquellas Navidades? y normalmente ninguno de los que estamos presentes sabemos a lo que se refiere hasta que nos lo acaba explicando. O las letras de las canciones se las sabe todas perfectamente, pero eso sí, las tablas de multiplicar parece que le interesan bastante poco. También es un tipo gracioso y rara vez te puedes aburrir con él, siempre hay algo de lo que hablar, sus temas preferidos: chicas, futbol y política; en ese orden. No sé si todas las personas que tienen síndrome de Down son tan agradables y buenas como mi primo, aunque por experiencia todas las que yo conozco lo son. Con el tiempo me he dado cuenta que la gente tiene mucho que aprender de ellos, no sólo a ser mas cariñosos o fieles, algo que hace bastante falta, sino también a relativizar sobre asuntos que nosotros consideramos de vital importancia y que en realidad son cosas secundarias. También creo que es importante seguir apoyándoles, veo que sigue existiendo un gran margen de mejora. Nada de lo que les cuentes o enseñes es en vano. Y por último señalar que no solo ellos aprenden de ti, tú también aprendes de ellos, valores muy importantes.