María José Gutiérrez
–¿Qué tipo de actividades se desarrollan en el Taller de Escolares?
Principalmente se intenta desarrollar actividades que sirvan para su desarrollo motor fino y grueso. Por ejemplo, en el primer trimestre del curso pasado se realizó un taller de psicomotricidad, utilizando el juego como base principal para trabajar el mimo. En el segundo trimestre, se realizó un taller de cuenta cuentos para fomentar la lectura y trabajar la psicomotricidad fina, realizando una manualidad después de cada sesión. Y en el tercer trimestre se realizó un taller de teatro, donde se trabaja tanto la psicomotricidad fina como la gruesa.
–¿Cuáles son los principales objetivos de formación que tiene el Taller?
Yo destacaría, entre otros objetivos, fomentar la comunicación y las relaciones de grupo, los valores, las actitudes y las prácticas que permitan mejorar el grado de aceptación y cumplimiento de las normas, así como la amistad en el tiempo de ocio. Educar para la convivencia y resolución de conflictos, fomentando el diálogo. Potenciar la autonomía y la empatía.
–¿Deben aplicarse estos objetivos al ámbito familiar?
Por supuesto, aunque no sólo es importante que se desarrollen estos objetivos en el ámbito familiar, también en el escolar y social. No sirve de nada trabajarlos una vez a la semana en el taller, hay que intentar que se generalicen en todos los ámbitos de su vida diaria.
–¿Que áreas se trabajan en el taller de los pequeños? ¿Qué actividades se imparten?
En el grupo de los pequeños se trabajan todas las áreas de desarrollo: desde la motricidad fina y gruesa y el lenguaje, hasta la autonomía personal y las habilidades sociales a través de actividades como la práctica del saludo a profesores y compañía al entrar, quitarse los zapatos y chaqueta y colocarlos en su sitio, seguimientos de órdenes, imitación de gestos y palabras a través de canciones, subir y bajar escaleras, juego en grupo, poner y quitar la mesa para merendar, etc.
–¿La gestión del comedor sigue también criterios formativos? ¿En qué consisten?
Sí, por supuesto. En ejecutar de forma correcta las actividades propias del servicio del comedor: limpieza, orden, mantenimiento. Por ejemplo, cada chico realiza una tarea cada día: poner la mesa, preparación de la cocina, recoger la mesa, prelavado de platos, recoger el lavavajillas y guardar los utensilios en su lugar correspondiente, barrer y fregar el suelo.
También enseñamos el nombre, forma y uso de los principales utensilios de la mesa; fomentamos el desarrollo de la responsabilidad y autonomía en la prepararon de la mesa y el servicio de la comida; el uso de las reglas de cortesía de la mesa; el desarrollo de hábitos de limpieza de manos, dientes y uso del baño, etc.
–¿Se aprecian cambios en los hábitos alimenticios de los chicos durante su paso por el comedor escolar? ¿En qué sentido?
En mi opinión sí. Los chicos durante su paso por el comedor terminan comiendo alimentos que anteriormente, sin haberlos probado, decían que no les gustaban. Después de un tiempo comprobamos que son autosuficientes para saber cuál es la porción o cantidad adecuada en servirse en función de su peso y altura, al igual que saben distinguir entre comida saludable y no saludable.
–¿Qué consejos habría que dar a las familias respecto a los hábitos de alimentación?
Pues lo mencionado anteriormente: principalmente que coman todo tipo de alimentos, no sólo los que más les gusten; fomentar la utilización de la comida saludable; racionar la comida en función de su peso y altura; y mantenerlo diariamente en su vida cotidiana.
–¿Qué anécdotas curiosas o divertidas destacarías de las que has vivido en la Fundación?
Creo que todos los días se pueden vivir anécdotas curiosas o divertidas con los chicos. En el caso de los pequeñines, y alguno sin hablar prácticamente nada, la situación más divertida se produce cuando me ven al entrar por la puerta. Da igual en qué circunstancia o lugar, siempre me piden que les cante y que gesticule las canciones aprendidas durante las sesiones de música y baile que realizamosen el taller de los martes. Esta situación, aparte de curiosa y divertida, me parece muy gratificante tanto a nivel personal como profesional, porque esto me demuestra que lo que hago con ellos les gusta.
–¿Qué has aprendido de las personas con síndrome de Down?
Muchas cosas, cada día me sorprende algo nuevo de ellos. La verdad es que son chicos que nos deberían servir de ejemplo muchas veces, por su generosidad, afectividad, entusiasmo, perseverancia y ganas de aprender cosas nuevas continuamente.
–¿Y tu experiencia laboral en la Fundación?
Mi experiencia está siendo sensacional. Me he dado cuenta que disfruto con mi labor en la Fundación Síndrome de Down, tanto en el comedor, como en los talleres. La relación que se tiene con estos chicos es muy gratificante. Y todos los días me siento satisfecha realizando un trabajo que me gusta.