Ana Crespo ha sido trabajadora de la biblioteca Jerónimo Arozamena de Sarón desde el año 2006 en diferentes períodos de entre cuatro y cinco meses, el último en 2010. Su contrato se encuentra ligado a proyectos que anualmente convoca la Agencia de Desarrollo Local de Santa María de Cayón y tiene expectativas de poder retomar el empleo a mediados del presente ejercicio. Ella lo ansía con ganas porque, si tuviera que elegir un lugar perfecto para trabajar, “sería esa biblioteca”.
Durante los veinte meses que ha formado parte del equipo de profesionales de la biblioteca municipal de Sarón, Ana ha acudido de lunes a viernes al centro en horario de 10 a 1:30 para realizar las tareas que conlleva su puesto. El que más le gusta es leer las noticias del Diario Montañés y el Alerta y recortar aquellas relacionadas con el municipio de Santa María de Cayón, que agrupa localidades como Argomilla, Totero, La Penilla, Esles… Cuando las tiene todas reunidas, las fotocopia y las guarda en un archivo para que los usuarios puedan disponer de ellas. Además, se encarga de forrar los libros nuevos y aquellos que ya se encuentran en las estanterías para que “no se estropeen”. También coloca los DVDs y los ejemplares que se devuelven.
En la actualidad ocupa su tiempo con actividades diversas. La que más realiza es pasear. También recibe clases de piano y de baile de salón. Su interés por el deporte no se queda ahí. Acude a la piscina municipal a nadar tres días a la semana. En casa realiza manualidades, recorta, escribe historias y un diario personal. Su afición por las letras también queda reflejada en una de sus aficiones: buscar en el diccionario palabras que salen en la televisión y desconoce. Pero, sin duda, su tiempo de ocio preferido está relacionado con las nuevas tecnologías: utilizar el ordenador portátil para navegar por Internet y ver sus series favoritas. Cuando habla de ellas derrocha entusiasmo: Patito Feo, High School Musical, Las divinas y Hanna Montana son sus preferidas. Eso sí, no le restan tiempo para colaborar con las tareas domésticas: limpia el polvo, barre, friega, hace las camas, pone la mesa… Ana ayuda a su madre en todo cuanto puede porque ella, aunque le cueste reconocer sus propias virtudes, no sólo es “trabajadora y cariñosa”, sino “organizada y responsable”. Y también generosa. Una de sus preparadoras laborales, Sara, recuerda una de las ocasiones en las que el nogal del jardín de Ana dio frutos. Ella los recogió para llevarlos a la Fundación y con la colaboración de sus profesoras los dividió en partes iguales, hizo unos paquetes… y luego los repartió entre sus compañeros para disfrutar del delicioso manjar.