Lourdes Ruiz, Profesora de Talleres
–¿En qué áreas de la Fundación desarrollas tu actividad?
Desarrollo mi actividad en varias áreas de la Fundación, con chicos y chicas con edades comprendidas de 2 a 44 años. Por un lado realizo talleres en el Centro Ocupacional (de 16 años en adelante). En estos momentos estoy llevando a cabo talleres de lectura y manualidades. Además estoy en el comedor donde procuramos que adquieran hábitos saludables a la hora de comer y el cuidado de modales en la mesa. Por otra parte, también participo en el taller de los pequeños (de 2 a 8 años), en el que se trabaja la estimulación sensorio-motriz, sobre todo a partir del juego y las manualidades. En el taller de escolares (de 9 a 17 años) trabajamos diferentes cosas según el trimestre. Ahora estamos con el tema de la cocina, realizamos recetas muy sencillas y en mayor medida elaboradas con microondas para que puedan realizarlas “solos”. En el grupo de Secundaria (de 12 a 17 años) trabajamos sobre todo el conocimiento del medio y el manejo de los euros, una formación básica que puedan emplear en su día a día.
–¿Con qué niveles y tipos de actividad disfrutas más? ¿Por qué?
Tengo la suerte de trabajar con chicos y chicas de todos los niveles y realizo actividades muy distintas. Disfruto con todas las actividades ya que con cada una buscas conseguir unos objetivos y es muy gratificante verlos cumplidos, independientemente de la actividad que sea. Disfruto mucho planificando actividades que veo que les gustan desde un principio, pero también disfruto cuando preparo otras a las que al principio ponen pegas y finalmente acaban gustándoles, porque eso significa que se han dado cuenta de que esa actividad les aporta algo. Por ejemplo, en el taller de lectura al principio algunos no estaban muy contentos pero poco a poco les ha ido gustando cada vez más y sienten interés por la lectura. Se han dado cuenta de que leer no es algo aburrido si escoges un tema que tenga que ver con tus intereses.
–¿Hay algún programa o actividad que te haya llamado la atención especialmente? ¿Por qué?
Todos me llaman la atención en algún aspecto. Me parece muy interesante el taller de bolas, es el taller donde rellenan con juguetes esas bolas para niños que luego son vendidas en las maquinas expendedoras. Además de gustarles mucho hacerlo a la mayoría, se lo toman muy en serio ya que es un trabajo por el que les pagan, me parece un buen “acercamiento” al mundo laboral y quizá el único posible para algunos chicos. Por otra parte, año tras año me sorprendo con el taller de teatro. Les gusta tanto y es tanto el interés que les provoca, que ves a chicos y chicas que no saben leer ni escribir que, en cambio, son capaces de aprender, memorizar e interpretar su papel como verdaderos actores.
–En el tiempo que llevas en la Fundación, ¿ha cambiado tu percepción sobre las personas con síndrome de Down? ¿En qué aspectos?
Ha cambiado mucho. Yo nunca había tenido contacto con personas con síndrome de Down hasta que llegue a la Fundación. Es cierto que la gente tiende a generalizar: “Todas las personas con síndrome de Down son tal”. Yo no llegaba a esos extremos pero pensaba que todos tendrían comportamientos parecidos y veo que eso no es así para nada. Al igual que el resto de personas, cada uno es totalmente diferente a otro, con cualidades, intereses y formas de ser distintas. Estaría bien que todo el mundo tuviese oportunidad de conocer y compartir tiempo con personas con síndrome de Down, probablemente se sorprenderían mucho.
–¿Crees que el contacto con las personas con síndrome de Down ha influido en tu forma de ser? ¿En qué sentido?
Totalmente. En primer lugar me ha ayudado a conocerme más a mí misma, a potenciar ciertos valores personales. Además, trabajar con personas con síndrome de Down te hace ver las cosas de otra manera. A veces no nos damos cuenta de que nos quejamos por cosas que no son tan graves, que cuando algo nos cuesta demasiado pasamos a otra cosa. En cambio ellos, a los que todo les cuesta de una manera especial, no lo hacen. Creo que me ha enseñado a valorar mucho más las cosas que puedo hacer.
–¿Qué cualidades básicas crees que debe tener un profesional que trabaja con personas con síndrome de Down?
Podría decirte muchas pero pienso que sobre todo es importante una cualidad: tener paciencia. A veces las cosas no transcurren como las esperamos. Con algunos chicos es más fácil trabajar y con otros más difícil. A veces, cuando parece que estás logrando lo que querías, aparece un contratiempo y vuelta a empezar. Destacaría sobre todo tener paciencia y ganas de trabajar, saber soportar las dificultades que se presenten.
–¿Qué importancia otorgas a la comunicación de los profesionales con las familias?
Me parece importantísima esta comunicación. Pienso que los profesionales tenemos que poner al corriente a las familias sobre todos los aspectos que se trabajan con sus hijos. Por ejemplo, respecto al tema de las habilidades sociales, la autonomía personal, el desarrollo de destrezas, hábitos saludables, etc. Si en la Fundación se hace un esfuerzo para que estos aspectos sean adquiridos por nuestros alumnos, de muy poco servirían si no se refuerzan con las familias; si al salir por la puerta de la Fundación dejan de ponerlo en práctica.
–¿Qué anécdotas curiosas o divertidas has vivido en tu trabajo?
Es difícil quedarse sólo con una. Son muchas las horas que pasamos juntos, y ocurren un montón de cosas. Viví un momento muy divertido hace unas semanas: estaba con el grupo de Secundaria trabajando sobre las cuevas de Altamira, ya que próximamente íbamos a ir de visita para conocerlas y participar en unos talleres. Cuando les pregunté que quiénes pensaban que habían realizado esas pinturas rupestres me contestaron que Paz. Me resultó muy gracioso. Ellos, al no saberlo, lo asociaron con lo que ven normalmente: Paz dirige muchas manualidades en la Fundación, entonces, ¿quién las podría haber pintado mejor?
–¿Qué has aprendido de tu experiencia laboral en la Fundación?
Pienso que el aprendizaje en la Fundación es continuo, cada situación te enseña algo nuevo. Yo empecé mi experiencia como alumna de prácticas. Como te puedes imaginar han sido muchas las cosas que he aprendido, tanto profesional como personalmente. Los que ahora son mis compañeros me ayudaron a formarme laboralmente. Gracias a ellos hoy sé como desempeñar mis funciones en la Fundación, lo cual les agradezco enormemente ya que sin su ayuda nunca hubiese podido formar parte de este equipo.
–¿Y de las personas con síndrome de Down?
¡De las personas con síndrome de Down he aprendido muchísimas cosas! Y las que me quedan por aprender, porque cada día te aportan algo nuevo. Podría destacar uno de los rasgos más importante que veo en todos y cada uno de ellos, que es la fuerza de voluntad. Si quieren conseguir algo van a poner todo su empeño y esfuerzo en conseguirlo. A algunos le costará más que a otros llegar a sus metas, pero lo realmente importante es que no tiran la toalla, todos lo intentan.