Alexandra Arce Centro Ocupacional
–¿Qué tipo de conocimientos y habilidades se adquieren en el Centro Ocupacional?
En el Centro Ocupacional se trabajan diferentes programas, todos ellos adaptados y destinados a las necesidades que puedan ir surgiendo a lo largo de las vidas de los chicos con síndrome de Down, que acuden cada día a la Fundación. Con estos programas, elaborados por los profesionales y con el esfuerzo de los chicos, logramos poco a poco que adquieran los conocimientos y habilidades para que cada uno individualmente desarrolle al máximo sus capacidades, además de procurar una máxima integración mediante la realización de diferentes actividades prelaborales, de desarrollo personal y social, siempre de acuerdo con las características propias y respetando su personalidad. Algunos de los programas que se desarrollan en el Centro son los siguientes: Actividades básicas de la vida diaria, Habilidades personales y sociales, Vida comunitaria, Estimulación cognitiva, Mantenimiento de la actividad física, Habilidades ocupacionales y prelaborales, etc.
–¿Cuáles son tus principales cometidos?
En mi caso, las actividades principales que desarrollo están incluidas dentro de los programas de Estimulación cognitiva, más en concreto habilidades cognitivas básicas e informática, y también en el programa de Mantenimiento de la actividad física y expresión corporal. En el caso del taller de estimulación cognitiva, la manera que utilizo para trabajar con los chicos es mediante fichas. A lo largo del año y en función de las necesidades de cada uno, voy preparando cuadernillos individualizados, que incluyen fichas de atención, memoria, percepción, pensamiento abstracto, etc., de forma variada para que les resulte más atractivo. En el taller de informática trabajamos las habilidades básicas para el manejo del ordenador y cómo utilizar de forma funcional los programas de Microsoft Word e Internet. También todo ello, con fichas adaptadas a cada nivel. Por último, en el taller de actividad física, pretendo, que mediante juegos, circuitos, yoga, bailes…, y siempre de manera divertida, mantengan las habilidades motrices necesarias, para retrasar el deterioro físico propio de la edad y/o discapacidad. Además, desde hace tres años y gracias al Ayuntamiento de Santander, acudimos al campo de golf de Mataleñas, donde reciben clases prácticas impartidas por monitores especializados.
–¿Qué características propias tiene el Centro Ocupacional de la Fundación?
El Centro Ocupacional es el lugar donde los chicos de la Fundación pasan el periodo más largo de su vida, ya que pueden acudir desde los 16 años en adelante. El objetivo y característica fundamental del Centro es que se formen de manera permanente, con la formación básica y cultural necesaria, para así conseguir la mayor independencia personal e incluso poder llegar a incorporarse al mercado laboral.
–¿Cómo incide el Centro Ocupacional en la evolución de los chicos? ¿Soléis conseguir vuestros objetivos?
Pienso que el trabajo que se realiza en el Centro con los chicos influye de manera muy positiva en su evolución, tanto personal, como social y laboral. Todos los profesionales nos esforzamos cada día para llevar a cabo de la mejor manera los programas que nos corresponden y con ello intentar conseguir el máximo de cada uno de ellos. Respecto a si conseguimos alcanzar objetivos, es difícil generalizar. Aunque se trabaja de forma constante e individualizada con todos, cada uno es diferente a la hora de desarrollar sus aptitudes y capacidades. Unos necesitan más apoyo y trabajo que otros, pero en todos los casos y con el trascurso del tiempo, los objetivos se van consiguiendo, aunque éstos no siempre son los mismos, ni se encuentran al mismo nivel.
–¿Qué nivel de motivación observáis en los asistentes? ¿Disfrutan en el Centro?
Desde mi punto de vista, creo que la motivación que tienen todos es muchísima. Para ellos, acudir al Centro es muy importante, no sólo porque les guste aprender y tengan mucha curiosidad por saber cosas nuevas, sino también porque en él pasan la mayor parte del día con sus compañeros y buenos amigos, con los que se divierten, por los que se preocupan y a los que valoran mucho dentro de su vida. Además de los talleres, realizan muchas actividades diferentes, tanto dentro como fuera del Centro Ocupacional. Con todas ellas y sin duda alguna, disfrutan muchísimo, siendo evidente en muchas ocasiones lo felices que son, incluso hasta el punto, de que cuando se encuentran enfermos, insisten a sus familias para que les dejen venir.
–¿Crees que se encuentran más a gusto en esta etapa, junto con sus compañeros con síndrome de Down, que en los centros escolares de integración?
En mi opinión creo que es una etapa diferente dentro de sus vidas. En primer lugar, acuden a centros escolares de integración, donde pienso que pueden sentirse bien y donde además veo bien que vayan porque así se relacionan con chicos de su misma edad sin discapacidad, pero también creo, que es importante que a su vez, reciban clases de apoyo en la Fundación. Una vez se encuentran en la etapa adulta, con quien tienen que compartir más tiempo y experiencias, es junto a otros chicos con síndrome de Down, ya que creo que siempre se encontrarán más a gusto y así, se evitará que surjan diferencias notables con las capacidades propias de cada uno.
–¿Cómo pueden reforzar las familias la formación que reciben sus hijos en el Centro Ocupacional?
La mejor manera de reforzar y con ello mantener toda la formación que reciben los chicos en el Centro, es principalmente, teniendo una buena comunicación recíproca entre las familias y los profesionales de referencia. De esta forma, conseguiremos que las familias sepan en cada momento qué se está trabajando con sus hijos y así, poder realizar una formación continuada, reforzando en casa lo aprendido.
–¿Qué anécdotas curiosas o divertidas destacarías de las que has vivido en la Fundación?
Son muchas las cosas que ocurren cada día en el Centro Ocupacional y teniendo en cuenta que pasamos muchas horas juntos, recordar una anécdota en concreto resulta difícil. Hace un par de semanas viví una situación bastante curiosa. Estábamos de viaje de fin de curso en Bilbao y habíamos ido a visitar el Museo Guggenheim. Estando en el patio principal, decidimos realizar una cadena humana en forma de corazón y hacer una foto desde uno de los miradores que daban al mismo. Mi sorpresa fue cuando vi, que no sólo era mi compañero el que tomaba la foto para el recuerdo, sino que también otras personas estaban fotografiándonos.
–¿Qué has aprendido de las personas con síndrome de Down?
Las personas con síndrome de Down nos sorprenden cada día y son muchas las cosas que he podido aprender en el tiempo que llevo en la Fundación. Podría destacar algunas de las cualidades que más me ha llamado la atención por parte de todos ellos, y de las que muchas personas deberíamos de aprender, que es el saber valorar las cosas y los momentos por pequeños que sean, vivirlos con la intensidad que lo hacen ellos y ser felices con muy poco, así como las ganas de superarse, aunque suponga un gran esfuerzo.
–¿Y de tu experiencia laboral en la Fundación?
Hace tiempo realicé la prácticas con este colectivo, pero nunca había tenido la oportunidad de trabajar con ellos hasta ahora. A pesar de que no llevo mucho tiempo trabajando en la Fundación, desde el primer día, valoro mi experiencia laboral como muy positiva y gratificante. He tenido la suerte de encontrarme con unos compañeros que desde el principio me han ayudado mucho y de los cuales he podido aprender un montón de cosas. Estoy muy contenta de formar parte de este equipo.