Aminata Gaye, Prácticas de Integración Social
–¿En que áreas de la Fundación has colaborado? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Durante mi periodo de prácticas en la Fundación Síndrome de Down de Cantabria he podido trabajar con grupos de distintas edades: grupo de los pequeños (de 2 a 8 años), grupo de los escolares (de 9 a 16 años) y en el centro ocupacional (de 16 a 44 años). Mi colaboración ha sido muy amplia ya que he podido desempeñar distintas actividades: apoyo individual, taller de cocina, taller de manualidades y taller de psicomotricidad. Durante el segundo trimestre dirigí el taller de baile y elaboré coreografías para la obra de teatro que realizan cada fin de curso. En los diferentes grupos, mi experiencia ha sido muy positiva, tanto los chicos como con los profesionales del Fundación me han hecho sentirme muy cómoda.
–¿Tenías alguna experiencia previa sobre el síndrome de Down, en Senegal o en España?
En Senegal tuve una experiencia previa ya que tenía un compañero con síndrome de Down en la escuela coránica. Llegué a España en mayo del 2008 y pensaba que no había gente con esta discapacidad hasta que, con el tiempo, me di cuenta que también existía el síndrome de Down. No tenía información ninguna sobre la situación de esta discapacidad en España ni la atención que reciben las personas con síndrome de Down.
–¿Hay alguna programa de la Fundación que te ha haya llamado la atención especialmente? ¿Por qué?
Diría que todos los programas de la Fundación me han resultado muy interesantes por lo bien planteados que están pero, en particular, me ha llamado mucho la atención el programa de estimulación cognitiva por los métodos que tienen los profesionales para enseñarles: lectoescritura, matemáticas, cultura, etc. Me resultó muy curioso ver cómo había chicos que en principio parecían que no podían realizar ciertas actividades académicas pero gracias a los lotos, fichas, etiquetas, etc., lo hacían sin apenas ayuda.
–¿Ha cambiado tu percepción sobre las personas con síndrome de Down? ¿En qué aspecto?
Sí, mi experiencia en la Fundación ha cambiado mucho mi percepción sobre las personas con síndrome de Down. ahora sé cuál es la autonomía que tienen, sus capacidades, todo lo que pueden llevar a cabo, cómo se desenvuelven en el hogar, en la Fundación, en la ciudad, etc. Pero, sobre todo, lo más importante que he aprendido es a no generalizar porque cada uno tiene su manera de ser y ninguno es igual a otro.
–¿Crees que el contacto con las personas con síndrome de Down ha influido en tu forma de ser? ¿En qué sentido?
Sí, el contacto con las personas con síndrome de Down ha influido en mi forma de ser porque antes tenía una percepción equivocada sobre ellos pero, después de mis prácticas en la Fundación, tengo otra manera de verlos. Además es imposible estar con ellos sin aprender algo positivo.
–¿Hacia dónde te gustaría dirigir tu trayectoria profesional?
Me gustaría dirigir mi trayectoria profesional hacia la educación. Antes no me lo planteaba pero al llegar aquí muchas cosas me han hecho cambiar de idea. Sería un gran placer tener una formación más amplia y poder trabajar con los chicos con síndrome de Down.
–¿Qué anécdotas curiosas o divertidas has vivido en tu trabajo?
Casi todos los días tenía una anécdota nueva ya que no paraba de reírme y es que todos los días me lo pasaba muy bien, tanto con ellos como con mis compañeros. Por ejemplo, muchas veces estaba conversando tranquilamente con los chicos y, de pronto, me podían decir algo que me resultaba muy gracioso. Pero una anécdota curiosa es la que me ocurrió un día en el taller de los pequeños: estaba ayudando a uno de los niños a realizar una actividad cuando entonces me di cuenta que no paraba de mirarme y, de repente, se puso a tocarme a ver si tenía pintura o no en el cuerpo.
–¿Qué has aprendido de tu experiencia laboral en la Fundación?
He aprendido muchas cosas positivas ya que al principio me sentía muy insegura, pero con la ayuda de los maravillosos profesionales he ido adquiriendo más confianza en mis capacidades y he ido creciendo poco a poco a nivel profesional. Sin los profesionales mi periodo de prácticas hubiese sido más complicado pero ellos me ayudaron y enseñaron muchísimo. Si algo he aprendido es que para realizar muchas de las actividades hay que disponer de muchos recursos: saber explicar una cosa de distintas maneras, tener mucha imaginación, paciencia, sentido del humor, alegría, etc.
–¿Y de las personas con síndrome de Down?
Es gratificante sentirme, de alguna manera, capaz de enseñarles algo de lo aprendido, pero también es muy satisfactorio el poder aprender de ellos. De los chicos he aprendido el compañerismo, la amistad, el cariño, lo bien que se lo pasan casi siempre y algo muy importante: lo agradecidos que son. En resumen, durante mis prácticas he recibido mucho de los chicos y de mis compañeros. En ningún momento me he arrepentido de elegir la Fundación Síndrome de Down de Cantabria para mi segunda fase de formación. Estuve muy a gusto y nunca me costó levantarme por las mañanas para ir cada día. Gracias por abrirme vuestras puertas.
–¿Cómo está la situación de la educación especial en Senegal?
La educación especial en Senegal no está ni la mitad de desarrollada si la comparamos con España. Por ejemplo, nunca oí hablar de una fundación o centro para personas con síndrome de Down. Aquí hay muchas ayudas que vienen del Gobierno y de otras entidades mientras que allí no está casi subvencionada, por lo que no hay muchos recursos para tener los medios necesarios para atender a las personas con discapacidad.