Pablo Bárcena
Dicen que los problemas se deben convertir en retos, nunca en obstáculos y Pablo Bárcena ha conseguido hace poco un gran reto, quizá uno de los más importantes de su vida hasta ahora: ir solo desde su casa hasta la piscina donde practica natación. Lo que para muchos es algo cotidiano y normal, algo que no requiere esfuerzo ni superación como es ir caminando por la calle sin compañía, para él ha sido como subir el Tourmalet. A este joven de 22 años nadie le puede quitar ya el maillot amarillo después de haber coronado una cima personal tan dura. El nombre del famoso puerto de montaña significa ‘camino de mal retorno’, pero para Pablo la carrera no ha hecho más que empezar.
Hay personas que se tocan el pelo mientras hablan, otros mueven sin control la pierna o parpadean constantemente mientras escuchan una conversación, y Pablo siempre sujeta un bolígrafo entre los dedos. Que levante la mano aquél que no tenga una “manía”. La sociedad clasifica a las personas por tener o no tener capacidad y él clasifica a la gente en cuatro categorías: super corazón, corazón, me quiere y guapa. Qué distinto sería todo si siempre ordenáramos en clases a las personas por la emoción en vez de hacerlo por sus capacidades.
Desde hace 8 años Pablo acude a la Fundación y en todo este tiempo ha mejorado su comportamiento, su manera de relacionarse con los demás y ha conseguido tener más autonomía. Lucía, Miguel y Bea son sus mejores amigos y todos sus compañeros le definen como un chico cariñoso, alegre, simpático y con un poco de mal genio. Se enfada cuando apagan la música y una de sus palabras favoritas es ‘pesao’. Es otra de sus manías que le hacen único, diferente y especial. Como lo somos todos, ¿verdad?
Con sus padres y sus hermanos Carlos y Alberto -mayores que él- suele hace planes los fines de semana y nombra con cariño a su tía Mar, con quien quiere volver a Segovia de nuevo. Dice que a Modesta, la señora que trabaja en su casa, le ayuda a hacer las camas, pero las risas de las profesoras de la Fundación hacen pensar que Pablo quizá no dice toda la verdad. ¿Quién no miente de vez en cuando? Sin embargo, no engaña cuando asegura que Germán es su profesor favorito, que Aída es ‘su serie’ y que se relame con las alubias blancas. “Gracias, gracias. Vamos a ganar. ¡Ese equipo!” es una frase que le ha tocado pronunciar en la actuación de fin de curso. Interpreta a un entrenador que anima a sus chicos y chicas. Y es que él mejor que nadie sabe que con motivación y esfuerzo las metas se alcanzan.