Taller Máster Chef
Cocinar con maña y con esmero garantiza preparar platos para chuparse los dedos. Cocinar con ingredientes como el trabajo en equipo, la lectura comprensiva, el reparto de tareas y la colaboración garantiza un mejor desarrollo de los jóvenes de la Fundación Síndrome de Down. Preparar sabrosos platos, disfrutar de la gastronomía, divertirse y desarrollar las capacidades de los chicos y chicas del Centro Ocupacional han sido los objetivos principales del Taller Master Chef de cocina desarrollado durante el último trimestre del año pasado.
31 chicos y chicas se han colgado los delantales, se han embadurnado de harina y han formado parte de esta primera experiencia culinaria que va más allá del mero hecho de cocinar. “No solo se trataba de divertirse sino de desarrollar, en la medida de lo posible, las distintas capacidades que cada uno posee. Reparto de tareas, uso de los cinco sentidos, colaboración entre todos, trabajo de equipo, comprensión lectora, aprender cantidades… Se trabajan muchas cosas en talleres así”, comentan las profesoras María Millán y Ada Afane.
Todos los viernes, durante más de dos horas, las instalaciones del Centro Ocupacional se convertían en un auténtico plató de televisión. Divididos en tres grupos, los participantes realizaban diversas tareas como realizar la compra, ordenar los ingredientes, leer la receta y comprender su realización, cocinar el plato y limpiar los materiales empleados.
“Hemos tenido que buscar recetas con ingredientes sencillos, que no fueran muy complicadas y adaptarlas para que resultaran fáciles a los chicos y chicas. No podían usar fuego ni sartenes, solo el horno y con nuestra supervisión. En todos los grupos había un líder y los equipos estaban equilibrados, porque no todos los alumnos tienen las mismas capacidades y habilidades”.
El jurado, formado por profesores, ha tenido que juzgar durante tres meses el sabor de canapés variados, galletas de dedos de zombi, crumble de manzana, galletas de pipas, empanaditas de higos, nevaditos de Navidad, pasteles de pavo y pizzas caseras. “Estaba casi todo rico. Lo teníamos difícil y además todos querían ganar. Nos has gustado mucho la experiencia. Requiere mucho esfuerzo, pero verles trabajar de esa manera es muy satisfactorio”, explican las profesoras.
El Taller de Master Chef ha sido algo más que una experiencia gastronómica en la que repartir diplomas a los mejores cocineros. “A algunos les costaba asimilar el resultado, son muy competitivos. Por eso hay que aprender que la vida es así, que la vida es esforzarse y aún así, no siempre se gana. Por eso el taller no era solo sobre cocina, iba más allá”.