Desde que era pequeña, Beatriz Álvarez de Grado ha luchado siempre por conseguir metas. No quiere quedarse atrás, se marca objetivos y necesita ver que son alcanzables. Como dice Rosina, su madre, “quiere ser cabeza de ratón y no cola de león”. Aunque dice que va a intentar conseguir lo que sea, su familia le hace ver que algunos de sus deseos, como querer sacarse el carné o tener hijos, tienen límites. Esta joven de 24 años tiene muchas cosas claras y una de ellas es que le gusta trabajar. Hace varias semanas comenzó sus prácticas laborales en una céntrica sucursal del banco BBVA en Santander y sentirse útil le hace feliz.
No es la primera vez que Beatriz desempeña un trabajo. Antes de ejercer de “banquera”, ha tenido experiencia en una guardería y también en el Colegio Cisneros de la capital cántabra. Su madre es maestra y siempre quiso ser como ella. “Siempre me han gustado los niños, pero me gustan más las prácticas en el banco. Estoy súper bien, me siento muy a gusto y contenta. Me siento útil y segura, me ilusiona ese trabajo. Estoy feliz cuando trabajo. Me gusta trabajar”, asegura.
Habla muy bien de su jefa, Reyes, y de sus compañeros José Ramón y Juan Carlos. “Son muy majos todos”, dice. Tan solo lleva unas semanas en la entidad bancaria, pero “controla” perfectamente sus funciones administrativas. “Las tarjeteas las tengo que colocar por los apellidos, hay una carpeta que pone ‘Pin’ en la que tengo que colocar todo por fechas, otra carpeta es ‘Archivos y Contratos’ y también tengo que colocarlo por fecha y ver si está firmado” explica. Así de lunes a viernes de 9.30 a 12:30 de la mañana.
Para ella trabajar es sinónimo de sentirse útil, por eso tampoco se quiere perder ni un día en el Centro Ocupacional de la Fundación Síndrome de Down. Entre sus compañeros, educadores y monitores se siente feliz y habla con cariño de sus amigos Virginia, Lucía, Laura, Miguel Torre, Almudena y Paloma amigos. “Me acuerdo de mi primer día en la Fundación, cuando se acercó mi amiga Virginia. Desde entonces siempre juntas. No fue muy complicado empezar aquí”, comenta con una sonrisa.
Beatriz acude al Centro Ocupacional desde que tenía 15 años y disfruta especialmente con las clases de Matemáticas y de Pintura. “Me gusta pintar y aquí pinto cuadros con pincel de paisajes, bosques, nieve, naturaleza…”. Una de sus últimas obras se la ha regalado a su hermano Pablo y a su cuñada Sandra, a quien considera una hermana. Su estilo abstracto engancha, dice su madre, como engancha su personalidad, pues Beatriz es muy servicial y cariñosa, empática y alegre, muy responsable y pertinaz, y muy sensible. “Y soy cabezona”, apunta. Aunque tiene la virtud de reconocer sus errores y en casa escribe cartas para pedir perdón.
Juega en la liga de padel con su equipo del Club Monteverde, practica natación, juega al golf y le gusta el fútbol. De hecho, reconoce con orgullo que es culé y que le gusta leer cosas relacionadas con el ‘deporte Rey’. “Me gusta mucho el pop español y cantar. Mi madre dice que canto mal, pero yo quiero ser cantante y salir en la tele. Es mi sueño. Y tocar la guitarra”, recalca.
Nos confiesa un secreto antes de acabar la entrevista. “En la Fundación escribo cartas de amor, aunque ahora no estoy enamorada. Tengo el corazón libre, de momento”.