Por su abuela Pilar
Aproximadamente hace 1.490 días tuve la bendición de conocerte. No te lo voy a negar, pero en los primeros treinta días me preguntaba: ¿por qué Dios mío?, ¿por qué a mi hija? Y claro, nunca tuve respuesta, solo veía una carita bonita que miraba y esta mirada solo me producía una inmensa ternura. Pasaba el tiempo, pasaba más contigo, te volviste mi indispensable, sentía la necesidad de entenderte, verte todos los días hasta que encontré la respuesta: Dios nos mandó a toda la familia un hermoso niño, un angelito, gracias al que cada uno de nosotros nos hemos visto obligados a valorarla vida y verla de otra manera.
Gracias a ti he entendido que hay que desacelerar el vehículo de la vida y entender que hay muchas formas de disfrutarla, más lento, con paciencia con cosas simples, esas cosas que gracias a ti podemos vivirlo y saborearlo.
Pese a que tuviste que hacer parte de tu vida en otro país he tenido la suerte de verte todos los días aunque estamos a muchos kilómetros de distancia. Gracias a la tecnología, por lo tanto no me he perdido ningún momento de tu vida, de tu crecimiento de tus avances, tus gracias, tu entrada al cole, tus terapias etc. Hasta que te volviste mi devoción y no puedo dejar de, por lo menos, verte para darte la bendición y decirte que te amo. Veo a tus padres tan seguros de su amor y tan comprometidos contigo, que muchas veces me saltan lágrimas de alegría y de agradecimiento a Dios, porque solo él sabía el hogar que tenía destinado para ti. Porque el hogar que han forjado tus padres está capacitado para cobijar y amar a un ser tan hermoso y especial llamado Emilio José, que es la luz en nuestras vidas y luego serás también para tu próximo hermanito en camino, que te siente y te oye. Mi vida: de lo que fuiste, un chiquitín completamente indefenso, ahora veo un muchacho guapo, con unos ojos hermosos, amoroso, sonriente, inteligente, con muchas capacidades que poco a poco brotan y lo seguirán haciendo. La mejor virtud que tienes es que eres un luchador, un campeón, eres mi campeón, porque te ha tocado trabajar fuerte hasta conseguir lo que para los demás simplemente llega. Como dice tu madre, “no importa si vamos lento, pero vamos a lo seguro”…
Siento que tienes la sensibilidad necesaria para convertir en mágicos los momentos más sencillos y corrientes del vivir cotidiano, virtud que no tienen todas las personas. Eso es felicidad que me llena de gozo y orgullo, porque eres mi nieto.
Emilio José, añoro tu pronto regreso porque tu familia te espera y te necesita. Yo, tu abuela, me haré cada día más anciana y espero pronto pasear juntos tomados de la mano, contándonos nuestros sueños, nuestros secretos y leeremos juntos esta carta de amor y admiración para ti.
Con todo mi amor, tu abuela Pilar.