A sus 43 años, Pablo Curbera cuenta con una amplia y variada experiencia profesional. Desde sus prácticas de formación en oficinas y lavanderías industriales hasta la bodega del Hipercor, donde trabaja en la actualidad, han pasado 25 años. Más de dos décadas de camino hacia la normalización que personas como Pablo han hecho posible gracias a su esfuerzo y a una oportunidad laboral.
En octubre de 2005, Pablo entró a trabajar en la Bodega del Hipercor. Su trabajo, consistente en colocar diferentes tipos de alarmas en las botellas en función de su precio y reciclar los cartones, es muy diferente del que desarrollaba en Telecabarga, donde durante seis años trabajó de ayudante. Sin embargo, Pablo ha encontrado la estabilidad en el hipermercado de El Corte Inglés donde cuenta con buenos compañeros y un puesto que le permite hablar con los clientes. Y es que si por algo destaca Pablo Curbera (Madrid, 1964) es por su carácter extrovertido. Es una persona muy sociable, siempre dispuesto a charlar.
En 1983, entró a formar parte del proyecto Amica, en Torrelavega. Allí realizó prácticas de formación en las oficinas y en la lavandería industrial. Unos años después, en 1999, a través de la Fundación Síndrome de Down, obtuvo un puesto de trabajo en Telecabarga, como ayudante de cámara. Pablo evoca los seis años que estuvo allí como los más interesantes de su andadura profesional. Recuerda que cada día era una novedad: una rueda de prensa, un reportaje, presentaciones… De esta época guarda numerosas amistades, que incluso pasan a visitarle en su actual puesto.
A Hipercor llegó en octubre de 2005, tras salir de la televisión por una reestructuración de plantilla. Después de un año de prácticas, logró el contrato indefinido y hasta hoy, donde incluso está previsto que en las próximas semanas aumenten sus responsabilidades. Javier Temprano es el responsable de Líquidos de Hipercor y jefe directo de Pablo. Afirma que su adaptación a la empresa ha sido muy rápida y califica a este trabajador como “muy sistemático, nunca falla” y diligente a la hora de acatar órdenes. Su relación con sus compañeros es intachable y nunca titubea cuando le piden ayuda. “Siempre está dispuesto a echar una mano y la gente le acoge muy bien”, dice.
La jornada laboral de Pablo comienza a las 9.15 y concluye a las 13 horas. Por las tardes, se dedica a hacer aquello que más le gusta; pasear, hacer footing y cuidar a su madre. Su rutina se interrumpe los martes, cuando acude a la Fundación para recibir clases de Formación, una ayuda para que no decaigan sus habilidades y también, un encuentro con otros compañeros, que como él, trabajan en otras empresas e instituciones de la región.
Gran lector, es un apasionado de la comida sana y del ejercicio “para cuidar mi imagen”. También asegura que se desenvuelve muy bien con el ordenador, otra de sus grandes aficiones. Y los viajes. Cada año viaja a Alcoy, en Alicante, donde reside parte de su familia materna, para participar -perfectamente ataviado, como manda la tradición- en la popular fiesta de los “moros y cristianos”.