Virginia Pardo
Luis, el jefe de Virginia, se deshace en elogios cuando habla de ella. Sólo lleva tres meses en la empresa pero, en este tiempo, esta joven de 22 años ha aprendido a desenvolverse con rapidez y a desplegar todas sus habilidades profesionales en el que es su primer puesto de trabajo.
Todavía se encuentra en el período de prácticas, pero su evolución ha sido tan rápida que ya se le han asignado nuevas tareas, entre ellas, atender a los clientes, una de las que más le gustan. Como señala Luis, Virginia es “una compañera más” en Decathlon.
Es una gran deportista. Los lunes acude a atletismo, los viernes a balonmano. Los fines de semana hace bicicleta y abdominales, todos los días pasea y los domingos ve el fútbol en la televisión. Disfruta realizando ejercicio, una característica general de los trabajadores de la empresa de la que forma parte desde finales de agosto. En Decathlon se siente “contenta”, le gusta trabajar y da muestra de ello. Sus compañeros no tienen más que buenas palabras para Virginia. “Hablan maravillas de ella”, resume su preparadora laboral, María Pintó. Así lo demuestra Esther, compañera de sección, que la considera “una chica muy metódica, buena trabajadora y muy responsable. Atiende muy bien, con los clientes es muy atenta, se van siempre contentos y agradecidos”. Además, destaca la capacidad de Virginia para adaptarse a esta nueva etapa de su vida. “Le ha costado poquísimo y tampoco ha necesitado una ayuda demasiado grande para saber desenvolverse. Se queda con todo muy rápido, con una explicación le basta”.
Virginia se coloca el chaleco que la identifica como empleada de esta tienda de deportes a las 9.30 de la mañana. A partir de ese momento su cometido es atender la zona de fitness infantil. Dobla y coloca las camisetas por tallas y colores, sitúa en su sitio las botas de pre-ski que se encuentren en el suelo, une con pelillos (hilos de plástico) los velcros de las playeras para agruparlas por pares y número de pie, se preocupa de que haya siempre siete cestas en cada pasillo de fitness… y todo lo hace tan bien que su jefe tiene previsto que, cuando se amplíe la sección de la que ella se encarga a todo un pasillo, siga siendo la responsable. Luis confía en ella por múltiples razones, pero destaca dos cualidades por encima del resto: “Su gusto por el deta lle, ya que no se limita a colocar las cosas y dejarlas en su sitio, y que es totalmente autónoma. Yo sé que entra a las 9.30, sabe las tareas que tiene que hacer, se pone a hacerlas, hace su descanso en hora, tiempo y forma, sigue hasta la 1.30 y lo deja todo siempre perfecto”.