Por Alejandro Aguilera
Cuando me pidieron que escribiera sobre mi relación con mi hermana, me vinieron a la cabeza innumerables recuerdos que me hicieron esbozar una sonrisa y pensar en todos esos buenos momentos que hemos compartido.
María y yo estudiamos en el Colegio Sagrados Corazones y debido a la escasa diferencia de edad (3 años) podría afirmar que siempre he sido consciente de las innumerables dificultades a las que se ha tenido que enfrentar, desde tener que esforzarse más que el resto por aprender conocimientos, hasta tener que soportar las burlas de otros estudiantes que realmente no la conocían porque no iban con ella a clase y se dejaban llevar por los estereotipos. Sigue leyendo