La importancia de los hermanos en la vida de nuestros hijos con síndrome de Down va siendo cada vez mejor valorada en su justa medida. Cabe contemplarla desde, al menos, dos perspectivas: cuál ha sido la influencia mutua sobre sus respectivos desarrollos como personas, y cómo prevén que pueda ser su futuro. La primera ha sido siempre considerada. La segunda cobra mayor trascendencia si se tiene en cuenta que la esperanza de vida de las personas con síndrome de Down ha aumentado y, sobre todo, que la riqueza de sus vidas –autonomía incluida– se ha hecho mucho más compleja. Quienes mejor nos pueden informar sobre estos y otros aspectos son los propios hermanos. Ofrecemos un valioso abanico de reflexiones expuestas por un grupo de hermanos en una de las mesas redondas que se celebraron durante el pasado Curso Básico de la Fundación.
Fenotipo conductual
La comunicación y el lenguaje de las personas con síndrome de Down (diciembre 2004)
El tema de la comunicación y el lenguaje de las personas con síndrome de Down es recurrente; no en vano es uno de los mayores problemas que plantean. Nos consta el esfuerzo que padres y profesionales ponen para intervenir con el fin de solucionarlo. Y en ese proceso paciente de intervención, surge la inquietud sobre el cuándo, el cómo y el cuánto. ¿Corregimos para que mejore? ¿Dejamos de corregir para no bloquearle? El equipo del Prof. Galeote, de la Universidad de Málaga, plantean una profunda reflexión centrada en esa realidad que se llama atención conjunta; ese momento en que niño y madre (padre, hermano, profesor) coinciden en el interés por un objeto que se convierte en punto de encuentro y posible diálogo: hay que nombrarlo y nombrarlo bien, y sobre él quizá haya que conversar. ¿Cómo utilizar ese encuentro? ¿Cómo aprovecharlo? ¿Qué consecuencias acarrea?