Por Marcos Garrido
Mi nombre es Marcos Garrido y soy uno de los responsables de Sección que trabaja en el Decathlon Santander. En mi oficio como trabajador de la multinacional francesa tengo varios objetivos. Tener unos resultados económicos, tener un proyecto, y el más enriquecedor para mí: tener un equipo humano que yo mismo me encargo de construir. El equipo es el que yo quiero y con él trato de dar la mejor de las respuestas a los miles de clientes que pasan por nuestro comercio a lo largo de los años. Desde mis comienzos, como responsable, siempre he tenido la posibilidad de rodearme de quienes yo deseo y Alberto Cos Pando es uno de ellos.
Casi a finales de 2009, concretamente el 16 de noviembre, contraté al que hoy considero el trabajador más organizado de cuantos he tenido trabajando conmigo. Todo comenzó con una entrevista concertada con la Fundación Síndrome de Down. Y, aunque no fue el colaborador que más cosas me ha contado en una entrevista, yo sabía que de esa persona podíamos hacer algo grande en nuestra tienda. Mi trabajo con él, igual que con el resto de colaboradores ha sido escuchar y formar. Su primer trabajo consistió en ir doblando ropa por el lineal. Algo que a todos nos parecía sencillo, él nos hizo darnos cuenta que en sus manos había mucho rigor. Nadie doblaba y presentaba el textil tan ordenado como él. “Vaya con Albert”, como nosotros le llamamos en tienda, en tono amigable. Así que dicho y hecho, una vez supo el orden de las tallas del textil, su tarea fue creciendo y todos crecimos con él.
Con Alberto, al igual que con sus compañeros, tenemos una reunión mensual donde él comenta qué tal se encuentra en el trabajo y sobre todo, donde expresa su deseo de mejorar y aportar a la empresa. Es en el mes de marzo de 2010, cuando por fin, su deseo se hace realidad. “Tirar cartones”. Desde el primer día que vió tirar una caja al compactador, Alberto deseó que esa fuera una de sus tareas. Así que nos formamos en esta actividad y hoy la desarrolla con total normalidad. De hecho, si llega a su puesto de trabajo y los cartones no están, Alberto tuerce el morro y me susurra al oído, “me están quitando mi trabajo”, (jajajajaja…). Y es que, como patrón suyo, solo puedo tener palabras positivas hacia uno de los colaboradores que más empatía genera en la tienda. Es riguroso con sus tareas y horarios, es extremadamente organizado con su actividad diaria –sigue una ficha de tareas semanales al dedillo–, es amable conmigo, con sus compañeros y con los clientes, a los que atiende sin ningún problema. De hecho, si no sabe la respuesta, busca a un compañero por la tienda hasta que el cliente es atendido. Pero, sobre todas las cosas, es, y de esto estoy muy orgulloso, uno más de los trabajadores de Decathlon Santander y esto, hoy día, hay que ganárselo, aquí, y en cualquier otro trabajo. Y doy fe, y esto es importante, que cuando tú no estas, lo notamos tus compañeros, tus clientes y yo mismo. A seguir así, o como él mismo dice, “A tope”…