Por Gema y Sandra
El día 1 de octubre de 2013 comenzamos las prácticas en la Fundación Síndrome de Down de Cantabria. Nos acordamos de ese día como si fuera hoy: nos sentíamos un poco perdidas a la vez que nerviosas. Las dos creíamos que se nos iba a dar bien porque nos gusta lo que hacemos, pero en ese momento piensas: ¿Realmente valdré yo para esto? ¿Seré capaz de motivar a estos chicos como se merecen?
Nos acogieron de la mejor manera, tanto los chicos como los profesionales de la Fundación; como si nos conociesen de toda la vida y nos ayudaron en todo lo que podían.
Los chicos tienen muchas virtudes, pero entre todas ellas queremos resaltar la gran facilidad que tienen para adaptarse día a día a ciertos cambios en su ambiente, por ejemplo, ante cambios de actividad o profesor reaccionan de manera envidiable. Hemos vivido muy buenos momentos y a su vez aprendido muchas cosas, tanto a nivel personal como profesional, y hemos tenido el placer de conocer el funcionamiento de la Fundación, a sus chicos y a los profesionales.
Un mes después de estar allí empezamos a dar alguna clase solas, sin profesional guiándonos, y estuvimos encantadas, aprendimos a explicar algo de mil maneras y con mil ejemplos con el objetivo de que lo entendieran e hicieran bien su tarea. Nos encantaba enseñarles, nos hacían sentir bien.
No había ni un día en que te fueras a casa sin saber una cosa más y sin que te sorprendieran, te hicieran reír y, lo más importante, se dejaban enseñar. Poco a poco vas avanzando con ellos, son personas fáciles de querer, a veces es inevitable darles un abrazo, decirles cosas con las que ellos ponen una sonrisa de oreja a oreja, por ejemplo cuando están haciendo una actividad. Decirles lo bien que lo hacen lo agradecen muchísimo; el cariño que nosotras les dábamos nos lo devolvían multiplicado.
Trabajar con estos chicos es reconfortante y muy satisfactorio; el poder enseñarles cosas y que ellos te lo agradezcan. Pensamos que para trabajar con ellos es conveniente tener paciencia, calma, mucha alegría, esfuerzo, creatividad, tener sentido del humor y muchas más cosas.
Escoger la Fundación Síndrome de Down fue nuestra mejor elección, hemos estado muy contentas y hemos aprendido mucho que es lo importante. Lo peor de todo el tiempo que hemos estado allí sin duda ha sido la despedida.