Dicen que no siempre puedes controlar lo que sucede en el exterior, pero siempre puedes controlar lo que sucede en el interior. Y para conseguirlo, nada mejor que la práctica del yoga. Unos 32 chicos y chicas del Centro Ocupacional de Santander han podido comprobar en sus cuerpos y en sus mentes los beneficios de esta práctica milenaria. Durante seis meses, todos los viernes por la mañana, y divididos en 4 clases de unas 8 personas, practicaban ejercicios de respiración, asanas (posturas) y técnicas de relajación.
“No había trabajado antes con personas con discapacidad, así que he tenido que conocer un poco las capacidades que tienen y también las dificultades que podían aparecer. Y la experiencia ha sido sorprendente pues todos los viernes, a pesar de enlazar cuatro clases seguidas, al terminar me sentía feliz y contenta”, explica Mercedes Sáenz de Jubera, la profesora. Sigue leyendo