Toya nació hace 44 años con una discapacidad intelectual sin tipificar y su madre, María Victoria Troncoso, le enseñó a leer y a escribir con la misma naturalidad que le explicó “cómo controlar los esfínteres o manejar la cuchara. Nadie me dijo que no podría aprender”, así que lo intentó. El resultado fue tan positivo que lo trasladó a otros compañeros de colegio de su hija y, al comprobar que funcionaba, a partir de los años 80 lo adaptó a los niños con síndrome de Down, que desde entonces aprenden con este método. Entre todos ellos se encuentra su otra hija, Miriam.
Salomé se inició con María Victoria en la atención temprana. Un día que su prima Mercedes del Cerro le llevó a clase, Troncoso le entregó unas fotocopias para que la enseñase a leer. Sigue leyendo