Por Angélica Díez, madre de Cristina Álvarez
Me llamo Angélica y soy madre de cuatro hijos. Todos ellos son especiales y de una manera de ser diferente pero, para mí, la más especial es mi hija pequeña, Cristina, ella tiene síndrome de Down.
Desde que me quedé embarazada supe que algo no iba bien, no podía comer ni beber nada sin devolverlo. A los seis meses quiso nacer y en una ecografía observaron posibles problemas en el corazón y en el aparato digestivo.
Cuando nació era preciosa. Recuerdo esos ojos mirándome y pidiéndome vivir y ese llanto de auxilio. Desde que nació fue luchadora ya que venía con una atresia duodenal y fue operada nada más llegar a este mundo. En el quirófano cogió una septicemia, la cual también venció. Fue aquí donde comencé a ver lo especial que era, nada más acercarnos a la incubadora ella lo notaba, aún cuando tenía los ojos tapados. Sigue leyendo