Este año, en el Taller de Teatro que se lleva a cabo en la Fundación desde el año 1990, hemos querido rendir homenaje a un género típicamente español: La Zarzuela. Y entre todo el abanico de ellas, hemos escogido aquellas que son más conocidas para representar “ANTOLOGÍA DE ZARZUELA”. Así es como hemos montado la representación de fin de curso que tuvo lugar el 18 de junio en el salón de actos, cedido generosamente como todos los años, por el Colegio de las Hnas. Esclavas del Sagrado Corazón. El salón estaba abarrotado.
UN DÍA EN…
Haciendo deporte
Una de las mejores medicinas para alcanzar la felicidad es el deporte. Nuestro cuerpo reacciona rápidamente cuando hacemos ejercicio. Las endorfinas y la serotonina se disparan y con ellas lo hace el buen humor. La mejor motivación la encontramos siempre en nuestro interior y en la Fundación saben muy bien cómo motivar a los chicos y chicas con Síndrome de Down. La natación, el balonmano, el yoga, el fútbol sala, el golf o el atletismo les ayudan a afrontar la vida con una sonrisa.
El deporte tiene innumerables ventajas para nuestro cuerpo y nos aporta numerosos beneficios a nivel físico, psicológico y social. Conseguimos mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar, nos sentimos más felices y nuestro pensamiento es más positivo. En el caso de las personas con Síndrome de Down, la actividad deportiva se convierte en una herramienta clave para su desarrollo a todos los niveles.
Prácticas de verano
Cuando llega el calor a Cantabria, y con él los rayos de sol y los baños en el agua helada del Cantábrico, miles de niños y adolescentes disfrutan de múltiples actividades veraniegas para aprovechar al máximo el tiempo libre propio de las vacaciones estivales. No aburrirse es una de las consignas principales y disfrutar al máximo del verano con los amigos es casi, casi una obligación. Pero también le podemos sumar a esa ecuación un elemento más: trabajar. Adolescentes como Puerto nos demuestran que es posible hacerlo todo a la vez siendo un trabajador muy especial.
El Ayuntamiento de Santoña pone en marcha durante el verano un programa de conciliación laboral y familiar en el que el ocio, el deporte, la naturaleza y las actividades lúdicas comparten protagonismo con la amistad, la diversión, el compañerismo y la educación. Son muchos los menores de entre 3 y 14 años que participan en esta iniciativa que el verano pasado contó entre sus trabajadores con una “mini monitora en prácticas” muy especial: Puerto.
Olas sin barreras
El mar tiene un gran efecto sanador y los que viven cerca de él saben muy bien los beneficios que tiene sobre el cuerpo y, especialmente, sobre la mente. Practicar deportes náuticos aporta muchas ventajas para nuestra salud y varios alumnos del Centro Ocupacional lo saben muy bien. Antonio Carrera, Miguel Torre, Alberto Hoz, Almudena Ruiz, Jorge Cabanzo y otros chicos y chicas participaron hace unas semanas en una jornada de iniciación al surf, en la playa de Liencres, desarrollada por Olas sin Barreras, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja con todo tipo de discapacidades. “Les explicamos la teoría en la arena y después realizamos una serie de juegos de calentamiento para después pasar a la práctica del surf”, explica el presidente de OSB, Pablo Campos-Ansó Fernández.
Diversión, risas, aprendizaje y compañerismo son palabras que tanto Pablo como los chicos repiten a la hora de hablar de esta actividad. “El agua estaba muy fría y no podía subirme bien a la tabla, las olas tenían mucha fuerza, pero lo mejor fue que estuvimos todos juntos felices”, cuenta sonriente Alberto. A quien se le dio mejor lo de coger olas fue a Antonio. Sigue leyendo
‘A gusto con ellos mismos’
Dicen que no siempre puedes controlar lo que sucede en el exterior, pero siempre puedes controlar lo que sucede en el interior. Y para conseguirlo, nada mejor que la práctica del yoga. Unos 32 chicos y chicas del Centro Ocupacional de Santander han podido comprobar en sus cuerpos y en sus mentes los beneficios de esta práctica milenaria. Durante seis meses, todos los viernes por la mañana, y divididos en 4 clases de unas 8 personas, practicaban ejercicios de respiración, asanas (posturas) y técnicas de relajación.
“No había trabajado antes con personas con discapacidad, así que he tenido que conocer un poco las capacidades que tienen y también las dificultades que podían aparecer. Y la experiencia ha sido sorprendente pues todos los viernes, a pesar de enlazar cuatro clases seguidas, al terminar me sentía feliz y contenta”, explica Mercedes Sáenz de Jubera, la profesora. Sigue leyendo