Haciendo deporte

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Una de las mejores medicinas para alcanzar la felicidad es el deporte. Nuestro cuerpo reacciona rápidamente cuando hacemos ejercicio. Las endorfinas y la serotonina se disparan y con ellas lo hace el buen humor. La mejor motivación la encontramos siempre en nuestro interior y en la Fundación saben muy bien cómo motivar a los chicos y chicas con Síndrome de Down. La natación, el balonmano, el yoga, el fútbol sala, el golf o el atletismo les ayudan a afrontar la vida con una sonrisa.

Haciendo deporte en la piscina

El deporte tiene innumerables ventajas para nuestro cuerpo y nos aporta numerosos beneficios a nivel físico, psicológico y social. Conseguimos mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar, nos sentimos más felices y nuestro pensamiento es más positivo. En el caso de las personas con Síndrome de Down, la actividad deportiva se convierte en una herramienta clave para su desarrollo a todos los niveles.

En la Fundación Síndrome de Down de Cantabria lo tienen muy claro y promueven a diario la práctica del deporte entre los usuarios del centro ocupacional. “Siempre les decimos que tienen que cuidar su peso, controlar su dieta y hacer ejercicio. La actividad es muy positiva porque son propensos a coger peso y siempre se ha fomentado la práctica del deporte y la actividad física”, comentan Ada Afane y Sandra Arce.

Haciendo deporte en el campo de golfLos lunes toca atletismo y los viernes, balonmano. Un grupo pequeño de chicos y chicas acuden por la tarde, fuera del horario del centro, al Complejo de La Albericia a sudar la camiseta. El Instituto Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Santander gestiona ambas actividades, que conllevan el pago de una cuota por parte de las familias.

Los martes y los miércoles los chavales se ponen el bañador, el gorro y las gafas y se tiran a la piscina del Club Deportivo Marisma. “Acuden a natación dentro del horario del centro, así que la actividad es gratuita. Varios monitores les acompañamos para controlarles en los vestuarios y ayudar a aquellos que lo necesitan, pero son los profesores de Marisma los que se encargan de ellos en el agua. Además, una vez al año se celebra en Guadalajara una competición nacional y acuden los que quieren participar acompañados por sus familias ”, explica Sandra.

Los jueves es el turno para el fútbol sala, el golf y las actividades que se desarrollan en el propio centro ocupacional. “El Club de Golf de Mataleñas nos propuso impartir clases gratis durante una hora y estamos muy contentos con la iniciativa. Acuden ocho chicos y chicas todas las semanas y están supervisados por dos monitores. Otros diez van a jugar al fútbol sala a La Albericia. La idea surgió de Fernando Diestro, tienen una monitora, Patricia, que les controla y coordina durante una hora y están encantados. Son actividades gratuitas porque tienen lugar dentro del horario del centro”.

Los que no van al golf o fútbol sala se quedan en las instalaciones haciendo bici, jugando al voleibol o al tenis de mesa, practican yoga o hacen estiramientos. Todas las actividades están organizadas por trimestres y los chavales van cambiando de deporte. “Prevenimos el sedentarismo, intentamos que no engorden y que compensen la alimentación. Conseguimos así que estén más activos y les viene muy bien. Ellos están encantados y los padres también. Algunos no practican todos los deportes por determinadas condiciones físicas o problemas de salud, pero se buscan alternativas y en general se intenta que todos participen”, dice Ada.

El deporte les hace sentir que forman parte de un conjunto, les ayuda a descubrir sus propias capacidades y a mejorar su autoestima, les aporta una mayor autonomía y favorece su estado anímico. Así que preparados, listos…¡ya!

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