Somos testigos del permanente interés por estudiar, atender y mejorar el estado de salud de las personas con síndrome de Down. No en vano se ha incrementado tan sustancialmente su esperanza de vida. Ese mismo incremento suscita la necesidad de analizar, con la mayor precisión posible, la patología ―las comorbilidades― propia de la edad adulta. Los programas de salud publicados hasta ahora en diversas naciones, incluida España, han cubierto con éxito las etapas iniciales de la vida sobre las que existe abundante experiencia. Un grupo del DSMIG de EE.UU., formado por especialistas de clínicas de adultos con síndrome de Down, ha iniciado un análisis exhaustivo de las publicaciones internacionales aparecidas en los últimos años sobre las comorbilidades en adultos, a partir de una estricta selección en una buena base de datos. Ha publicado su primera entrega de los resultados obtenidos con miras a incorporar sus conclusiones en próximos programas de salud. Ofrecemos en español un resumen muy amplio de este trabajo que, sin duda, ha de orientar a las familias y a los profesionales que atienden a las personas adultas. Su publicación ha coincidido con otro estudio del grupo médico de La Princesa, en Madrid, a partir de sus propios pacientes de los últimos años, aparecido en la revista española Somergen, (ver resumen).
Guía de salud adultos
Hacia la elaboración de una guía de salud para adultos con síndrome de Down
George T. Capone et al.
for the Down Syndrome Medical Interest Group
(DSMIG-USA) Adult Health Care Workgroup
Resumen
Los adultos con síndrome de Down representan una población especial que necesita guías clínicas que aborden su atención médica. La calidad de los actuales datos, necesarios para informar esas guías clínicas, no ha sido revisada hasta ahora. Mediante la base de datos PubMed de la Biblioteca Nacional de Medicina (USA), hemos identifcado 18 artículos con evaluación previa de expertos, que tratan de las condiciones médicas comórbidas que aparecen en los adultos con síndrome de Down. Se clasifcó la calidad de los datos aportados y se identifcaron los fallos de análisis. El número de adultos participantes en esos estudios y el diseño de los estudios clínicos fueron diferentes según el problema médico considerado, y a menudo fueron insufcientes para responder a preguntas clave. Ofrecemos datos sobre la enfermedad tiroidea, enfermedad de la columna cervical, trastornos de audición, sobrepeso/obesidad, apnea del sueño, cardiopatía congénita y osteopenia-osteoporosis. Cuando las evidencias son escasas se demuestra que existen carencias masivas en nuestro conocimiento clínico de estas personas médicamente complejas. Será preciso profundizar en el conocimiento clínico para poder disponer de guías seguras que nos permitan avanzar en la atención médica a los adultos.
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