Uno de los temas que más recurrentemente se consultan y se comentan es esa conducta que parece tan arraigada y frecuente en las personas con síndrome de Down, a cualquier edad: la adquisición y persistencia de hábitos, estilos rutinarios, costumbres, formas rituales de actuar y de comportarse. Pero no es eso solo ―porque ¿quién no tiene “manías”?—; quizá lo que más llama la atención es la falta de flexibilidad, la rigidez con que mantienen determinadas conductas incluso en situaciones que les resultan perjudiciales. Es lo que nos hace llamarles “tercos, testarudos”, una cualidad que con frecuencia la vemos atribuida como específica del síndrome de Down. El tema es amplio y con repercusión múltiple en su vertiente práctica. Por eso no hemos dudado en abordarlo en toda su extensión, de la mano de dos grandes expertos, los Dres. McGuire y Chicoine. Su artículo es altamente esclarecedor.
Modelos animales
Aprender a intervenir (diciembre 2007)
Son frecuentes las consultas relacionadas con ciertos problemas que los niños pequeños con síndrome de Down pueden mostrar en su conducta. En ocasiones los problemas son nimios pero si no se intervienen o si la intervención es desafortunada, pueden seguir en aumento; una intervención indebida puede ocasionar más perjuicio que beneficio para el niño y para quienes le rodean. De ahí la necesidad de aprender a intervenir. Presentamos un artículo cuyas autoras, muy sensibles a esta problemática desde su condición de educadoras con gran experiencia en niños con síndrome de Down, ofrecen un conjunto de casos reales en los que muestran distintas formas y técnicas de intervención, aplicadas a cada caso concreto. Han hecho un gran esfuerzo por poner al alcance de los padres y maestros orientaciones muy prácticas de conducta. Con las debidas modificaciones, sus orientaciones son claramente aplicables a personad de otras edades.