La Cavada y Casar de Periedo han sido los lugares escogidos por la Fundación Síndrome de Down para desarrollar las convivencias de alumnos, coincidiendo con la clausura del año escolar. Divididos por edades y repartidas en cuatro semanas, 35 jóvenes han vuelto a disfrutar de unos días de descanso y diversión lejos de sus familias.
Dormir fuera de casa, sin el apoyo del protectorado familiar, es un reto para cualquier niño… y para sus padres. De nuevo este año, las convivencias que organiza la Fundación han servido para que unos y otros demuestren que unos días alejados del entorno familiar no sólo es beneficioso para ambos, sino que ayuda a potenciar las aptitudes aprendidas durante todo el curso.
Ada Afane, monitora de los más pequeños, es rotunda: “Las convivencias ponen a los niños en una situación real, donde tienen que hacer sus cosas (vestirse, ducharse) sin ayuda de su familia”. El nivel de cooperación de los monitores va disminuyendo a medida que aumenta la edad de los alumnos. Mientras que con los pequeños la ayuda es indispensable, en el caso de los adolescentes los monitores se comportan como compañeros, disfrutando enormemente de las actividades.
“Hay que estar pendientes de ellos, está claro, pero son muy responsables y cumplen los horarios que se les marca. Cuando llega la hora de dormir, respetan a sus compañeros y si hay que ayudar a alguien, todos se vuelcan”, afirma Paz Elorza, que este año estuvo en Casar de Periedo con 12 chicos de entre 9 y 15 años. Paz, ducha en estas lides, resalta la evolución de los chicos, aquellos que comenzaron siendo unos niños y buscaban a sus padres en cada esquina, hasta la actualidad, ya adolescentes, que están deseando despegarse durante unos días de la tutela familiar.
Elena Fernández se ha ido con los mayores. Siete jóvenes de entre 16 y 18 años que disfrutaron de lo lindo una semana fuera de casa. “Para los chicos esta convivencia supone desconectar de su vida diaria; hacer actividades que no hacen habitualmente y a nosotros nos ayuda a conocerles mejor porque se muestran más desinhibidos”.
EN SUS PROPIAS PALABRAS…
Este año hemos ido de Convivencias a Casar de Periedo. El lunes dejamos las maletas en el albergue y fuimos al restaurante. Como hacía malo vimos la peli de Piratas del Caribe. Algunos se durmieron. Jugamos a la Bomba y me tocó contar. Los que perdieron se enfadaron. Nos cambiamos de ropa para cenar.
El martes fuimos en tren a Cabezón de la Sal dar un paseo y a tomar un refresco. Lo pagué con mi dinero. Después fuimos a la piscina y cenamos. El miércoles desayunamos y fuimos a visitar un sitio donde había telas. Volvimos al albergue en tren.
El jueves vimos una peli horrorosa de dibujos animados.
El viernes jugamos con globos de agua. Por la noche me tomé una coca-cola en la verbena y bailé como Shakira con mis amigas.
El sábado me fui para casa. Me lo pasé muy bien.