Toya nació hace 44 años con una discapacidad intelectual sin tipificar y su madre, María Victoria Troncoso, le enseñó a leer y a escribir con la misma naturalidad que le explicó “cómo controlar los esfínteres o manejar la cuchara. Nadie me dijo que no podría aprender”, así que lo intentó. El resultado fue tan positivo que lo trasladó a otros compañeros de colegio de su hija y, al comprobar que funcionaba, a partir de los años 80 lo adaptó a los niños con síndrome de Down, que desde entonces aprenden con este método. Entre todos ellos se encuentra su otra hija, Miriam.
Salomé se inició con María Victoria en la atención temprana. Un día que su prima Mercedes del Cerro le llevó a clase, Troncoso le entregó unas fotocopias para que la enseñase a leer. Así que cuando comenzó a trabajar en la Fundación, se basó en esta experiencia previa para ir encajando las características de las personas con síndrome de Down con los métodos que conocía.
Fruto del trabajo y el conocimiento de ambas en este campo nace el libro Síndrome de Down: lectura y escritura. El método que abordan consiste en “la percepción global de las palabras, que al principio se visualizan como un foto y, con el tiempo, van dando paso a una segmentación en la que se empiezan a reconocer y trabajar las sílabas y las letras”, explica del Cerro. Tanto para ella como para María Victoria Troncoso hay dos premisas que los padres y profesores deben cumpliar al abordar la enseñanza de este procedimiento: adaptarlo al alumno y tener un convencimiento absoluto de que va a ser capaz de lograr el objetivo. “Miriam y Salomé fueron nuestras guías y siempre creímos que si ellas podían, otros niños también”, destaca Mercedes del Cerro. C0n los avances que se han ido produciendo a lo largo de los años, el método ha mejorado. “Hemos pasado de un papel en blanco y negro a una explosión de color. Con esto se tiene la mitad del trabajo hecho en las etapas iniciales, porque se les van los ojos”, detalla.
Además, la personalización del trabajo es importante. Complementar las palabras con imágenes de su entorno -los cereales que le gustan, su muñeca preferida- les motiva y les ayuda a prestar atención. Además, les proporciona mucha cultura. Pero, sin duda, en lo que se debe poner mayor enfásis es en asegurarles que serán capaces de conseguirlo y mostrarles el trabajo como un juego. “A veces un niño me dice “hoy no hemos leído”, comenta divertida del Cerro, “y yo pienso, “pobre inocente, la cantidad de cosas de lectura que hemos hecho sin que te des cuenta. Y, sin embargo, él se va feliz, pensando que ha metido un gol a la profesora”.
DATOS TÉCNICOS
El libro Síndrome de Down: lectura y escritura ha tenido tanto éxito pedagógico que, tras una primera edición y tres reimpresiones, se ha trasladado en forma de página web a Internet para facilitar el acceso al método a todos los que tengan interés por enseñarlo. Junto a una sección teórica, de obligada lectura para saber cómo aplicar el procedimiento, se proporciona un apartado práctico, compuesto por más de 400 fichas y material complementario.
Web: down21.org/lecturayescritura