Quienes viven la discapacidad intelectual y conviven a diario con ella, en sus múltiples y a veces difíciles facetas y circunstancias, acogen con satisfacción —y no pocas veces con alivio— los avances que la neurociencia, inteligentemente desarrollada, despliega en nuestro mundo moderno. Sin embargo, la neurociencia moderna, con sus poderosos instrumentos, levanta suspicacias.
Siempre hay quienes temen la aparición de una mano tenebrosa que, desde el poder, se apodere de la ciencia para reforzar su política discriminatoria contra el mundo de la discapacidad intelectual. Es la biopolítica, erigida por Foucault como origen de discriminación y opresión detentadas por el poder.
Nos llega un reciente trabajo desde la revista Disability & Society, firmado por el Prof. Altermark (Lund, Suecia), en el que expone extensamente su temor a que la neurociencia, como nueva disciplina, esté ya sirviendo para reafirmar las razones de una biopolítica interesada más en discriminar que en explicar. El artículo, obviamente, suscita el debate ante el cual no queda ajeno quien suscribe esta carta. Como neurocientífico y como padre. Y deja por tanto de hacer otro comentario que no sean los conceptos que ofrece a los lectores en su propio artículo.
El tema merece, no obstante, enriquecerse con otros análisis. Por ello hemos incorporado nuevas aportaciones. José Ramón Amor Pan aborda el concepto de la biopolítica desde sus orígenes, por ser punto de referencia en la crítica de Altermark a la neurociencia, y aporta el destacado papel que han de desempeñar la Bioética y el Bioderecho como elementos indispensables para marcar los límites de la neurociencia y de sus implicaciones políticas. Mara Dierssen, como neurocientífica investigadora de la discapacidad intelectual, muestra el papel positivo de la neurociencia en el avance indeclinable del conocimiento objetivo sobre la discapacidad, al tiempo que admite la ineludible imbricación con otras disciplinas no menos necesarias, como la filosofía, la psicología, la psiquiatría o la política.
Uno de los frutos, precisamente, de la investigación neurocientífica está siendo ya la aparición de moléculas que pueden mejorar determinados problemas relacionados con la cognición y la conducta en las personas con síndrome de Down, valiéndose de su ensayo previo en modelos animales de dicho síndrome. El más utilizado es el ratón Ts65Dn. La experta norteamericana Katheleen Gardiner nos ofrece una amplia revisión de todos los experimentos realizados hasta la fecha con este modelo, resume los resultados, los puntos débiles y fuertes, y muestra su traslación a la comprobación clínica de los efectos posiblemente beneficiosos.
Marzo 2015, nº 124
Volumen 32, páginas 1-40
Sumario
- Discapacidad intelectual y Neurociencia (p. 2-14) Jesús Flórez
- Neurociencia, discapacidad intelectual y biopolítica (p. 15-20) José Ramón Amor Pan
- Neurociencia y repercusión biopolítica del conocimiento sobre la discapacidad intelectual (p.21-24) Mara Dierssen
- Abordajes farmacológicos para mejorar la función cognitiva en el síndrome de Down: estado actual y consideraciones (p. 25-34) Katheleen J. Gardiner
- Resúmenes y comentarios: trastorno desintegrativo en el síndrome de Down ¿un nuevo cuadro diagnóstico? (p.35-37) PDF
- Libros (p. 38)
- Envejecimiento activo y discapacidad intelectual. Una guía para padres y profesionales
- Mi compañero tiene síndrome de Down
- Del diagnóstico al nacimiento: Una guía para las mujeres embarazadas de un bebé con síndrome de Down
SUPLEMENTO DOWNCANTABRIA, Nº 32
- Al filo de la noticia
- 10 preguntas a… Arrate Valderrey, madre de Paula Cerrada
- Un día con… Leticia Pérez
- Un día en… Fiesta de la Cosecha 2014
- Testimonio… Ángélica, madre de Cristina
- Miscelánea
- Actividades y noticias