¡A mover el esqueleto!

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Nos asomamos al Taller de Baile, una divertida actividad de la Fundación

PATRICIA SALCEDO - PROFESORA DE BAILE A Patricia, la profesora que acude a la Fundación, el gusanillo del baile le entró hace siete años, aunque dando clase lleva cinco. No sólo enseña en la Fundación, sino que colabora con el Ayuntamiento de Santander en ‘La Noche es Joven’ y otros programas y, además, tanto ella como su marido Andrés participan en proyectos de la Asociación Juvenil Cántabra de Bailes de Salón.

Un momento en plena actividad

Es miércoles por la tarde, el día del taller de baile de salón. Ropa suelta y calzado cómodo… ¡Hoy toca mover el esqueleto! Cuando a las 18.55 horas llega la ‘profe’, Patricia, todo el mundo está ya de los más animado. Hay quien, incluso, ya está practicando los últimos pasos que aprendió en la anterior sesión.

Lo primero que hace Patricia cuando llega es echar un vistazo rápido al aula. ‘¿Qué le ha pasado a Salomé?’ —pregunta en alusión a una de las chicas, ausente—. ‘Es que está mala’, le responden a coro sus alumnos. Aparte de Salomé, Héctor, uno de los tres chicos del grupo, tampoco está por la labor de demostrar sus dotes de bailarín. Se sienta en los bancos, en uno de los extremos de la sala, junto a Casandra, una de las educadoras de la Fundación, que le acompaña. ‘Héctor es un chico muy tímido’, justifica la propia Casandra.

Todos destacan que les encanta la clase de baile. ‘Bailar nos gusta a todos, desde pequeños’, subraya Elisa, al tiempo que Teresa añade que la hora que pasan en la Fundación les sirve ‘para pasar un rato divertido con los amigos’. Pero la afición, en algunos, traspasa las paredes del aula. Incluso siguen habitualmente el programa-concurso de televisión ‘Mira quién baila’. ‘Yo me fijo en cómo lo hacen las chicas sobre todo, me fijo en las piernas porque así se ve si se equivocan’, comenta pícaramente Cristina.

Toman posiciones distribuyéndose a lo largo de toda la sala, bien separados los unos de los otros, para no molestarse. Enseguida deciden qué es lo que se va a bailar. ‘Merengue, vamos a calentar merengue’, exclama Patricia, ante el alborozo indisimulado de sus alumnos. Ése es uno de sus bailes favoritos.

Comienza el calentamiento, mientras en el cassette los ritmos caribeños de Juan Luis Guerra suenan con frenesí. Todos realizan los movimientos, concentrados y cuidadosamente. ‘Miramos al frente’, ‘paso a la izquierda’, ‘paso a la derecha’, ‘vuelta’… Las órdenes de Patricia son ejecutadas al unísono y con entusiasmo, aunque tras unos minutos de pasos sueltos a algunas se le van los pies y están deseando pasar ya a la acción.

A la hora de hacer las parejas la mayoría están ya sofocados. Como sólo están bailando dos chicos, Abraham y Víctor, el resto de las chicas tienen que apañarse como buenamente pueden, y a alguna le toca hacer ‘de señor’, por ejemplo a Rocío y a Ana. Además, a Raquel le toca con la ‘profe’.

‘Vamos a ver de qué pasos de merengue nos acordamos?, Patricia lanza la pregunta al aire y, en principio, callan. De nuevo, insiste: ‘vamos, ¿qué pasos de merengue conocemos?’. Es entonces cuando bajan de las nubes y responden ‘la aspirina’ —con ese nombre, cómo para no acordarse—, ‘el enroscado’, ‘el 60’…’¿El 60?, ¿no será el 70?’.

Después del breve repaso, pies a la obra, hay que sudar la camiseta. Hacen el enroscado y el enroscado complicado, con giros que se repiten y se repiten en una espiral infinita. ‘¡Cuidado!, hay que moverse con elegancia, y a ver cómo hacemos esa caída de cabeza final, ¡qué no parezca que nos ha dado un patatús’, los muchachos se ríen con las bromas de Patricia, que dirige una mirada aprobadora a alguna de las parejas más próximas.

Ya han hecho ‘la aspirina’, ‘el enchufe’, ‘el solecito’, brazos arriba y terminan la canción con una pose teatral. ‘Pero, ¿qué les ha pasado a las ‘Martas’, que se han hecho un follón y no se sabe quién de ellas es la chica?’.

Ya casi es el final de la clase, y se dedica a practicar el rock&roll, que va a ser el gran protagonista de la función de este año: se va a hacer un musical con la banda sonora de ‘Grease’. La mayoría quiere participar, sobre todo las chicas, que están encantadas. Los dos chicos de la clase, Abrahán y Víctor, se suben los cuellos de la camiseta y ponen cara de chulos, igualitos que el arrogante Danny Zuko.

Empieza el ensayo de los pasos. Cristina y Elisa dejan de revolotear por la clase y se colocan en su sitio, muy quietas. ‘Todos a marcar el baile, vamos’, dispone la profesora. ‘Vamos un poco agachados y a hacer temblar las rodillas, como si tuviéramos mucho frío, a ver’. Y de este modo, con la marcha de ‘Grease’, apuran la clase, acalorados y sin vergüenza, hasta la próxima semana.


PATRICIA SALCEDO (profesora de baile)

A Patricia, la profesora que acude a la Fundación, el gusanillo del baile le entró hace siete años, aunque dando clase lleva cinco. No sólo enseña en la Fundación, sino que colabora con el Ayuntamiento de Santander en ‘La Noche es Joven’ y otros programas y, además, tanto ella como su marido Andrés participan en proyectos de la Asociación Juvenil Cántabra de Bailes de Salón.

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