Entre bambalinas

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Nos asomamos al divertido Taller de Teatro de la Fundación

Allá por 1990, la Fundación Síndrome de Down de Cantabria incluyó entre su oferta educativa un taller de teatro para mejorar las capacidades de los alumnos. Hoy, 17 años después de aquella iniciativa, los objetivos se han cumplido con creces, implicando no sólo a los propios chicos sino también a sus familiares y monitores. ‘El musical’, un repaso por la música que ha marcado la vida de los chicos en las dos últimas décadas, ha sido la más reciente y exitosa representación de los alumnos de la Fundación.

Taller de Teatro de la FundaciónLa obra que cada año organiza el taller de teatro de la Fundación Síndrome de Down se ha convertido en uno de los momentos más esperados por padres y alumnos. No sólo porque marca el final del curso escolar, sino también porque supone ver sobre el escenario el trabajo de varios meses de duros ensayos. Este año y coincidiendo con el 25º aniversario de la Fundación, se decidió organizar un musical cuyo hilo conductor fueran las experiencias vividas por los jóvenes en las últimas dos décadas.

Éxitos de Mecano, coreografías ambientadas en la película Grease, la inolvidable Karina, ritmos raperos a cargo de los más traviesos y una emotiva aparición de los más pequeños de la Fundación -algunos de tan sólo tres añitos- fueron la base de la obra de este año, que contó con un récord de participación: 51 actores. Y eso, como puntualiza Paz Elorza, coordinadora de la obra, sin contar a todos aquellos que han colaborado para que la representación fuera de nuevo un éxito: profesores de otros talleres, logopedas y familiares.

Y es que el taller de teatro no sólo busca potenciar el lado más lúdico de los participantes. Como recuerda Paz, entre los objetivos de este arte destaca el desarrollo y potenciación de la memoria, la mejora de la expresión oral y corporal y el aumento de la capacidad de cooperación. En el caso de los chicos con síndrome de Down, además, los profesionales han constatado una serie de beneficios que afectan muy positivamente a su desarrollo cognitivo: memorización de diálogos más largos; articulación de palabras de forma clara, sincronización de diálogos y gestos o seguir la orden de aparición.

Algunos aspectos, como la memorización de diálogos, es para la monitora Elena Fernández, uno de los más llamativos ya que asegura, “se aprenden no sólo sus diálogos sino también los de sus compañeros y en un momento dado pueden llegar a sustituirlos. Pero es que además, pasan los meses y se acuerdan perfectamente del guión”.

Uno de los momentos más emocionantes para los protagonistas es la conclusión de la obra, cuando los aplausos premian el trabajo de meses. Para Paz, en este momento “se les valora el esfuerzo realizado y su evolución personal. Les encanta”. Cada año, la obra es un proyecto nuevo. En estos 17 años de andadura, el taller ha escenificado piezas populares como ‘Los tres cerditos y ‘Caperucita Roja’ hasta otras más complejas como ‘Don Quijote de la Mancha’ o vistosas, por el diseño del vestuario, como fue el caso del homenaje al mundo Disney. En este tiempo, no sólo ha ido creciendo la complejidad de los guiones y la escenificación, sino también el número de participantes. En 1991 fueron nueve los actores, el mayor de sólo 13 años. En esta ocasión, la actriz más madura tenía 39 años y todos, independientemente de su edad, tienen un papel reservado para la representación de 2008.

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