Miriam, voluntad y tesón

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Es un ejemplo de superación, de esfuerzo y ganas de aprender. Desde pequeña, Miriam Flórez ha trabajado para progresar y convertirse en lo que es hoy, una chica de 32 años trabajadora, sociable y activa, que mantiene una vida con la que se siente satisfecha. Su apuesta por crecer le ha hecho merecedora del premio Pueschel, concedido por el National Down Syndrome Congress. Es la primera persona hispana con síndrome de Down que lo recibe.

Miriam FlórezSu maleta lleva acumulados unos cuantos viajes: Buenos Aires, Chicago, Bruselas, París… La última de sus paradas internacionales ha sido Boston, ciudad que del 11 al 13 de julio acogió la 36ª conferencia anual del National Down Syndrome Congress de Estados Unidos. Los organizadores de las jornadas invitaron a Miriam a intervenir en una mesa redonda, que propició el intercambio de experiencias laborales con otros tres jóvenes.

La participación de Miriam en el congreso concluyó con una ponencia dirigida al público de habla hispana. ‘Ésta es mi vida’ desprende dedicación y entusiasmo, el que mostraron sus padres para que, cuando era un bebé, y después de infecciones respiratorias, paros cardíacos y tres pulmonías, saliera adelante. El que dispusieron para enseñarla a escribir, leer, llevar a cabo sus obligaciones o aprender nuevas cosas. Pero, más allá del apoyo familiar, el testimonio de Miriam muestra cómo su propio interés por crecer le ha llevado a tener buenos amigos en la Fundación Síndrome de Down, a interesarse por el deporte (su preferido es la natación), a conseguir un empleo como auxiliar de archivo en la Clínica Mompía (Bezana, Cantabria) o a continuar con su formación. Dos tardes a la semana recibe clases de cultura, informática, fotografía… y siempre que puede, disfruta del tiempo libre.

Es una chica responsable y querida. En su anterior empleo en el Ayuntamiento de Santander, “una experiencia maravillosa”, tuvo tanto éxito que le hicieron una comida de despedida y le entregaron varios regalos. En casa colabora haciendo diariamente su cama, quitando la mesa, contestando al teléfono o reponiendo las bebidas de la nevera y el papel higiénico.

Una de sus mayores aficiones es la lectura tipo Las Crónicas de Narnia y Harry Potter. Además, le gusta hacer puzzles, bailar, ir al cine (siempre se mira la crítica de la película que quiere ir a ver para saber si es adecuada para ella), y la música latina: David Bisbal, Thalia, Luis Miguel…

Su actitud le ha hecho merecedora del premio Pueschel, un galardón que ha conquistado con su conducta y con mensajes tan maduros como el que lanzó al despedirse en Boston: “Deseo que sus hijos con síndrome de Down, cuando crezcan y sean mayores, tengan una vida como la mía, porque me siento muy bien conmigo misma y con los demás”.


ENTREGA FAMILIAR

Miriam compartió la experiencia de participar en el congreso con tres de sus allegados, que intervinieron en las jornadas en calidad de expertos. Jesús Flórez y María Victoria Troncoso, padres de Miriam, están reconocidos por su labor formativa, asistencial e investigadora en torno al síndrome de Down. Por su parte, José Carlos Flórez, hermano de la joven, destaca por la atención que presta a jóvenes y adultos con síndrome de Down en su clínica de Boston.   

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