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Grupo de Empleo con Apoyo

Diecinueve jóvenes de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria, con edades comprendidas entre los 22 y los 44 años, participan en el programa Empleo con Apoyo, un proyecto que les permite prepararse para acceder al mercado laboral. Todos ellos intervienen en un vídeo que han ideado para dar a conocer este programa.

Los diecinueve jóvenes de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria que participan en el programa Empleo con Apoyo

Los diecinueve jóvenes de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria que participan en el programa Empleo con Apoyo

Trabajan en diferentes entidades (El Corte Inglés, el Diario Montañés, Quiter, Carrefour, etc.) y en diferentes puestos. Tienen opiniones diversas sobre qué significa para ellos su empleo, pero su voz es unánime cuando explican qué les proporciona: independencia. También les permite acceder a un sueldo y, como explica Sonia, les hace “sentir bien”. Rocío considera una “alegría” esta oportunidad y Teresa valora el que los demás “se sientan orgullosos” de ella. En el caso de estos jóvenes el acceso a un puesto de trabajo conlleva una preparación diferente, proporcionada a través del Empleo con Apoyo, que quieren dar a conocer de primera mano. Por esta razón, están elaborando un vídeo que muestre lo que supone este programa. Elisa y sus compañeros lo saben bien: “El EcA es el trabajo en empresas ordinarias de las personas con discapacidad, adultos que reciben ayuda de las preparadoras laborales porque tienen derecho a tener su sueldo”. Ese dinero lo emplean en sus “cosas. Por ejemplo, ir de cena, de compras, hacer excursiones y viajes, tomar algo, pagar la peluquería o comprar regalos”, especifica Cristina.

Además de eso, como recuerda Abraham, según el artículo 27 de la Convención Internacional de Naciones Unidas, las personas con discapacidad tienen derecho a trabajar. Ellos disfrutan haciéndolo y con ello también consiguen demostrar que son “capaces de hacer muchas cosas, de trabajar y de salir adelante”. Miriam lo dice de forma vehemente y cuando se le pregunta por la perspectiva de no trabajar, lanza un quejido espontáneo unido a un “pues vaya aburrimiento quedarse todo el día en casa. Yo prefiero trabajar porque me siento útil y hago todo lo que puedo. Me sentiría mal si no tuviera mi empleo”. Para ellos su trabajo en Apia XXI, el Hotel Vejo, el Ayuntamiento de Santander, el Gobierno de Cantabria, Decathlon… es un aliciente y una oportunidad de desarrollo, de aprender nuevas tareas. Cuando comenzaron a trabajar se sentían “nerviosos”, recuerda Marta, pero ahora es algo que les hace sentirse “orgullosos de sí mismos”. Tanto, que en palabras de Cristina, “sería un disgusto no trabajar”.

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