El Rey del cortijo

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Por Mª Carmen y Cristina, tías de Raúl Samperio San Emeterio

Raúl Samperio con sus tías

Raúl Samperio San Emeterio ya ha cumplido 13 años en julio y, como dice él, ¡es un hombruco! Por medio de estas palabras queremos que le conozcáis un poco mejor para daros cuenta que con esfuerzo, mucha dedicación y perseverancia se ha conseguido que tenga una vida feliz, plena y con muchísimas alegrías.

En el colegio se le ha tratado como un niño más, aprendió muy pronto a leer y escribir. Sus compañeros le quieren mucho y le ayudan en lo que pueden. ¡Hasta le seleccionaron los mayores para el equipo de basket del recreo por su gran puntería! Ahora ya está en 1º de la ESO. Le gusta mucho aprender cosas nuevas y desde pequeño presta mucha atención a cualquier actividad cotidiana que ve en casa y seguido lo hace él. Recuerdo que era muy chiquitín y sacaba los platos y vasos del lavavajillas y los colocaba en la mesa para que cuando llegase su tato Javi del colegio estuviera todo preparado.

Es muy zalamero, sabe buscarnos el punto débil. Cuando le reñimos por alguna trastada siempre nos dice que no lo vuelve a hacer más, pero se le olvida enseguida. Aunque tiene mucho carácter, es un niño enormemente cariñoso y le encanta demostrarlo, con besos, con achuchones, con palabras bonitas…, vamos, ¡todo un conquistador! Las chicas le encantan, no pierde ocasión de decirle a una chica lo guapa que está y rápidamente le pregunta si tiene novio.

Nosotras vivimos también en Ramales y normalmente se autoinvita a nuestra casa a la más mínima ocasión. Cuando era más pequeño se cerraba en su habitación muy sigiloso y se preparaba la maleta, que parecía para un mes en vez de para un fin de semana.

Suele ir con sus abuelos Carmina e Ignacio, a los que quiere con locura, a los recados y siempre acaba llenando la cesta con productos que nos gustan a cada uno. Nunca ve límites en los regalos y le encanta escribir cartas contando lo que ha hecho o lo que le gustaría hacer. Menudo susto le dio a su abuelo cuando era pequeño. Se escapó en décimas de segundo y no le encontraba. Gracias a unos vecinos que ayudaron a buscarle dieron con él sentado en un bar cercano a casa tomando una coca cola.

Ahora quiere un móvil pero sería su perdición: todo el día con el whatsapp y llamándonos al trabajo… Las nuevas tecnologías le chiflan. Le fascina bailar, no se pierde una fiesta y nos hemos apuntado a clase de baile, ¡es mi pareja! Además lleva varios años bailando en el grupo de danzas de Ramales de la Victoria. Disfrazarse es su gran pasión, lo hace desde pequeño. Participa todos los años con su padre en los carnavales del pueblo y casi siempre ganan el primer premio y no digamos en la obra de teatro de la Fundación. Cuando visitamos los domingos a nuestra tía en la residencia de mayores de Laredo, todos los abuelitos están esperándole locos de contentos, porque les entretiene a todos con sus historias y su alegría.

El año pasado falleció su abuelo Mingo y a veces se pone triste porque le echa mucho de menos y anima mucho a su abuela Nieves.

Pero si hay algo que le gusta de una manera especial es Port Aventura. Le encanta, no tiene miedo en ninguna atracción. ¡Qué bien se lo pasó hace 2 años con sus compañeros de la Fundación! También disfruta mucho viendo los partidos de fútbol de su hermano y le anima desde la grada y ya parece que no se disgusta tanto cuando le meten un gol.

Podríamos contar tantas anécdotas que estaríamos escribiendo una semana, pero siempre con mucho amor y devoción hacia nuestro sobrino pequeño, el rey del cortijo, el jefe de la casa, el dueño de nuestras vidas… Te queremos mucho y estamos todos muy orgullosos de ti. ¡Siempre contigo Raúl!

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