Mejorar la vida de las personas con síndrome de Down

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Portada 130La revista nos ofrece tres miradas dirigidas a mejorar elementos sustanciales de las personas con síndrome de Down en distintas etapas de su vida.

La primera profundiza en aspectos esenciales del conocimiento: la agilidad mental, el razonamiento, el sentido crítico. Forman parte de las funciones ejecutivas y exigen un entrenamiento riguroso, bien programado, y una aplicación elaborada con imaginación, inteligencia y constancia. Cuanto antes se inicie el entrenamiento, tanto mejor. Gunilde Schelstraete y Asun Lezcano nos describen el programa elaborado y aplicado durante el pasado curso a un grupo de jóvenes adultos en la Fundación Síndrome de Down de Cantabria, entre 17 y 25 años. Desde el análisis previo de sus capacidades, sus necesidades y sus intereses personales, han diseñado un rico conjunto de actividades que, si se mantienen, les permitirán mejorar y enriquecer sustancialmente su competencia social.

La segunda mirada se centra en la preparación de la persona adulta con síndrome de Down que afronta su madurez pasados los 35 años con la perspectiva de un envejecimiento que puede presentarse precozmente. ¿Cuáles son los cambios neuropsicológicos que se instalan y que nos advierten del comienzo de un declive? El equipo de la Fundación Aura, de Barcelona, dirige un estudio multicéntrico y multinacional, realizado en más doscientas personas, para detectar la evolución longitudinal en sus procesos cognitivos, de memoria y de comportamiento, que puedan señalar modificaciones en su calidad, y ayuden así a adaptar los recursos necesarios para responder a sus necesidades.

La tercera mirada es una exigencia surgida en el primer cuarto del siglo XXI. La posible aparición de fármacos con capacidad de mejorar aspectos puntuales del aprendizaje y la conducta desde etapas tempranas de la vida, provoca una revolución en las expectativas y modos de acción de las familias. Los avances conseguidos con la terapéutica bien aplicada son una realidad. Pero no nos engañemos: los fármacos pueden ser una muleta; pero la acción realmente terapéutica —el avance en los aprendizajes lectores, lingüísticos, conductuales, socioemocionales, cognitivos— lleva funcionando más de 40 años con resultados auténticamente sorprendentes. Empezamos a ver familias que se lanzan al recurso de fármacos cuya eficacia no está todavía plenamente confirmada, desentendiéndose de la acción educativa que opera de manera lenta pero segura sobre el funcionamiento cerebral. Y eso, sinceramente, nos estremece.
Son particularmente significativos los resúmenes y comentarios.


Septiembre 2016, nº 130
Volumen 33, páginas 73-108

Sumario

SUPLEMENTO DOWNCANTABRIA, Nº 37

  • Visita de Monseñor Manuel Sánchez Monge, Obispo de Santander
  • 10 preguntas a… Honorio, padre de Héctor
  • Un día en… Taller de teatro
  • Un día con… María Díaz García
  • Actividades y noticias

Un pensamiento en “Mejorar la vida de las personas con síndrome de Down

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