Mercedes Soler, Profesora de Educación Especial
─¿Qué importancia tienen los padres en la educación de los hijos? ¿Ha notado una mayor implicación a lo largo de suexperiencia docente?
El papel de los padres es fundamental. Educar a un hijo no es sólo enseñarle; es acompañarle y orientarle en la vida. Ningún profesional puede sustituir a un padre: puede enseñar muy bien logopedia, psicomotricidad, lenguaje, matemáticas, natación, o cualquier otra cosa; pero quien se ha ocupar de los hijos son los padres, son los que tienen que tener claro lo que quieren para sus hijos, los valores que les quieren transmitir. Los profesionales se ocupan de los niños un curso o dos, los padres permanecen ahí, atentos a ver qué necesitan a lo largo de todo su desarrollo, hasta la etapa adulta.
─¿Qué estrategia terapéutica recomienda para las personas que tienen más problemas de aprendizaje?
Estrategia terapéutica ninguna. No considero los problemas de aprendizaje como una enfermedad. Los problemas de aprendizaje de un niño dependen de muchos factores: la salud, el entorno familiar, el nivel sociocultural, el entorno escolar y los profesores, la propia manera de ser del niño… Es importante para un educador conocer lo mejor posible todos esos aspectos. Hay niños con síndrome de Down con una salud estupenda y otros que tienen una salud delicada. Los problemas en el entorno familiar influyen mucho, los niños con síndrome de Down se enteran muy bien si en su casa pasa algo, si el ambiente está tenso, si todos están tristes,… Normalmente se refleja como una mala temporada en el aprendizaje escolar. De todos modos si se preguntaba qué hacer con los niños con síndrome de Down que tienen unas capacidades intelectuales menores o un ritmo de aprendizaje más lento es trabajar con ellos para que desarrollen al máximo sus capacidades porque aunque sus logros sean pequeños, no debemos menospreciarlos comparándolos con otras personas con síndrome de Down que son capaces de conseguir objetivos más complicados.
─¿Todos los niños con síndrome de Down pueden integrarse en un centro ordinario?
En la etapa de Infantil y Primaria la integración es la mejor opción. Pero decir que todos los niños con síndrome de Down pueden integrarse en un centro ordinario es tan radical como decir que ninguno puede. Hay que valorar cada caso y elegir entre las opciones de escolarización más adecuada.
─En términos generales, ¿cómo calificaría la integración de los alumnos con síndrome de Down en los centros ordinarios?
Depende mucho del profesor. Normalmente no se rechaza al niño con síndrome de Down, pero tampoco se cuida su aprendizaje tanto como se debiera: en conducta y autonomía se les tolera muchas cosas que a los demás alumnos no se les toleraría y que son perfectamente capaces de hacer bien, y en contenidos se evalúa de una forma tan general que el profesor del curso siguiente no sabe ni por dónde empezar. Pero no es que no se pueda hacer bien dentro del marco de la integración escolar, porque hay profesores que saben organizar su clase de tal manera que todos sus alumnos aprenden a convivir, a respetarse, a trabajar juntos o uno al lado de otro, cada uno a lo suyo; y hay que tener en cuenta que esta naturalidad es uno de los objetivos que se busca con la integración.
─El paso de la Educación Primaria a la Secundaria es complicado para todo el alumnado. ¿Cómo afecta en particular a las personas que tienen síndrome de Down?
Depende en gran medida cómo se tome ese cambio la familia. Es un momento duro porque tienen que asumir que su hijo crece, que la etapa del colegio se acaba, que a su hijo le quedan dos o tres años de escolarización obligatoria y tiene que hacerlos en un instituto o en un centro específico, sobre todo si vive en una zona rural. Es duro que una familia que ha conseguido con trabajo y dedicación que su hijo se integre en las actividades comunes a los niños de su zona: desplazamientos andando o en autobús, parques, deportes, actividades culturales, etc. sienta que todo esto se pierde porque el instituto no ofrece una continuación educativa suficientemente buena para la educación de su hijo.
─Los últimos informes de Down España revelan que sólo el 60 % de los alumnos con síndrome que comienza la Secundaria acaba este ciclo. ¿A qué cree que se debe?
El problema es muy serio y puede haber varias razones: Porque en Primaria no se prepara a los alumnos para lo que se van a encontrar en Secundaria (Autonomía y responsabilidad personal principalmente). Porque a los grupos de diversificación sólo se puede acceder en 3º de la ESO. No entiendo por qué si hay soluciones en Primaria y las hay a partir de 3º de la ESO, los dos primeros cursos tiene que realizarlos el alumno con muchas menos ayudas. Muchos institutos aún no están preparados para acoger a este tipo de alumnos. Muchos profesores de instituto no se han hecho a la idea de que parte de sus alumnos tienen limitaciones intelectuales pero son tan alumnos suyos como el resto.
─El acceso a la Educación Secundaria marca un antes y un después en la calidad de las relaciones de las personas con síndrome de Down. ¿Qué medidas se pueden tomar para evitar que este desfase revierta negativamente en su proceso formativo?
Las personas con síndrome de Down en la etapa de Secundaria pueden mantener muy buenas relaciones con sus compañeros, corteses, respetuosas y adecuadas. Como han de mantenerlas después con sus compañeros de trabajo. De hecho sería un buen espacio para ir aprendiendo si no se ha hecho antes. Otra cosa son los amigos, ahí la diferencia de intereses es demasiado fuerte. Es bueno fomentar desde la infancia, si es posible la relación con iguales, con otras personas que puedan tener intereses parecidos.
─¿Qué actividades complementarias desarrolla la Fundación para completar la educación ordinaria durante esta etapa?
Además de la atención individual se organizan distintas actividades en grupos, organizadas por edades, intereses, … Se fomentan así las relaciones de amistad, la autonomía, se aprenden las conductas adecuadas para circunstancia concreta.
─En la adolescencia comienzan a afianzarse las relaciones de amistad con otros compañeros. ¿Cómo deben actuar los padres ante el deseo de sus hijos de salir e iniciar una vida social más activa?
Normalmente los padres han fomentado las relaciones de amistad desde que sus hijos eran pequeños. Al iniciarse la adolescencia las relaciones entre los padres y los hijos cambian un poco. Los padres que han tenido otros hijos adolescentes saben mejor cómo encauzar las cosas. Las actividades en las que participan los hijos y sus horarios van cambiando con la edad. En algunos casos las personas con síndrome de Down participan de forma natural en las pandillas de sus hermanos, pero cuando éstos crecen y tienen otros intereses y ocupaciones es conveniente que participen en actividades propias de su edad con algún grupo organizado. Su ocio no tiene que ser siempre dependiente del de sus padres.