No toda innovación tecnológica en el mundo de la educación es necesariamente útil. Pero el buen profesor mantiene la mente abierta y flexible para discernir cuándo y cómo una nueva tecnología beneficia el proceso de aprendizaje. Como es lógico, el elemento clave en este proceso de discernimiento es el alumno, y más cuando este alumno presenta problemas físicos e intelectuales que interfieren su aprendizaje, como son los que suelen acompañar al síndrome de Down. La introducción de la informática y del ordenador en el aula es una realidad arrolladora, con sus miles de variantes y ofertas, y se va consolidando la experiencia sobre los buenos resultados que se consiguen en los escolares con síndrome de Down cuando son correctamente aplicados.
Separar el trigo de la cizaña no es fácil. Por eso es de capital importancia adquirir criterios sólidos que nos permitan decidir si un programa puede ser útil o no para nuestro alumno con síndrome de Down. Ésta es la tarea afrontada por la Prof. Juan Mª Ortega quien, desde su profundo conocimiento tanto del medio como de las características de aprendizaje del niño con síndrome de Down, establece criterios que ha podido ordenar y clasificar en una escala de evaluación del material multimedia. Su experiencia constituye un aval, y esperamos que su publicación ayude a los profesores a la hora de seleccionar medios y programas.