Paz Elorza, Profesora del Centro Ocupacional
─Veinticinco años en la Fundación dan para mucho, ¿cómo recuerda sus inicios?
¡Puf, son muchos años! Pero con nostalgia y cariño y, si tengo que compararla con algo, hablando metafóricamente, lo haría con una pequeña familia a la cual se han ido uniendo distintos parientes (niños con sus padres y profesionales que vienen o se van, según sus intereses) para formar en la actualidad una gran familia.
─Los avances en el síndrome de Down han sido enormes en estas dos décadas. ¿Cómo se han trasladado a las actividades de la Fundación?
Sí, es verdad que se ha avanzado ya que la experiencia que los profesionales han ido adquiriendo con el paso de los años, ha mejorado la enseñanza de los que vienen ahora. Además, como esos avances han sido en todos los campos (salud, educación, ocio, trabajo), se ha mejorado la calidad de vida de las personas con síndrome de Down. Por ello las familias de ahora tienen mejores expectativas para el futuro de sus hijos.
─¿Y en materia social? ¿Cómo ha vivido la integración escolar y laboral?
En las etapas de educación infantil y primaria la integración es muy beneficiosa y enriquecedora para los niños con síndrome de Down ya que todavía no hay tanta desigualdad respecto a sus compañeros sin síndrome de Down. Pero una vez iniciada la etapa de secundaria, esta igualdad da paso a una gran diferencia en distintos ámbitos: académicos, de integración social, de habilidades sociales y autonomía personal, por lo que sería muy importante que estos aspectos se tomaran en cuenta a la hora de planificar su futuro académico y laboral.
─¿Qué objetivos tiene el Centro Ocupacional de la Fundación y a quién va dirigido?
El Centro Ocupacional está dirigido a personas mayores de 18 años y sus principales objetivos son: La formación laboral, cultural y personal, para conseguir el desarrollo integral de la persona con síndrome de Down y, siempre que sea posible, la integración laboral en empresas ordinarias. Este programa facilita que la persona con síndrome de Down mantenga y mejore sus capacidades; tenga una ocupación diaria, se sienta vinculada a un grupo, progrese en su autonomía y se prepare para una vida lo más independiente posible.
─¿Cuál es el porcentaje de inserción laboral que se logra?
En este momento hay ya veinte personas en integración laboral; pero en el tiempo que lleva abierto el Centro Ocupacional, se han integrado dos jóvenes. Esperamos que en el futuro este número se incremente. Para ello será preciso que los puestos ofertados se adecuen a su perfil y a sus posibilidades.
─Mujer inquieta, no sólo se ocupa del Centro Ocupacional sino que también organiza convivencias, talleres, obras de teatro… ¿De dónde saca tanta energía?
Bueno por partes: primero porque me gusta y segundo porque es muy gratificante verles disfrutar y divertirse. Además suelo “liar” a todo el mundo (padres, profesionales, hermanos o amigos) cuando hay que organizar alguna fiesta. En el Centro Ocupacional, somos cuatro profesionales que estamos muy pendientes de la formación tanto académica como de ocio, de los 13 jóvenes que están en el Centro; es decir, pretendemos que estén a gusto, que haya buen ambiente y aprovechen su tiempo, ya que son bastantes horas, desde las 9 hasta las 18 h, las que permanecen en él. Además hay una alumna de prácticas que también nos ayuda.
Desde el año pasado, en el taller de manualidades, se pretende que los objetos que se realizan tengan una utilidad, es decir, sean funcionales, por lo que se han elaborado con reciclado de papel, unas “bandejas vacía- bolsillos” con caras de animales o cajas decoradas, y como han tenido un gran éxito, por el número de pedidos que nos han hecho, hemos comenzado a vender los productos que realizan a un precio casi simbólico. Con ese dinero nos autofinanciamos y con lo que sobra nos vamos de cena e incluso invitamos a los que se encuentran en el Programa de Garantía Social. Este año, vamos a sacar unos bustos para colgar collares así que ya saben: “pedidos en el Centro Ocupacional “.
Y las obras de teatro: ¡cualquiera dice que no ahora! Llevamos organizándolo desde 1992. Además cada vez son más complicadas, porque quieren participar más alumnos, pero es una gozada y una satisfacción verles saludar cuando termina la representación y el público les aplaude, son los únicos protagonistas, y eso que también tendríamos que felicitar a los padres por lo que se implican para que sus hijos se aprendan el papel.
─Las convivencias que se organizan cada año al término del curso se han afianzado como una de las actividades más deseadas por los alumnos, ¿qué beneficios les aportan?
Las convivencias son la culminación de todas las actividades formativas que se llevan a cabo durante el año. Estas actividades permiten poner en práctica todo tipo de habilidades sociales y de autonomía personal aprendidas en el día a día, además de ser divertidas y lúdicas. La convivencia real, desde que se levantan hasta que se acuestan, permite detectar necesidades, corregir carencias y reforzar adquisiciones. Las actividades básicas de la vida diaria se relacionan con habilidades de cuidado personal y aquellas que implican integración en la comunidad, ya que estos hábitos son evaluados al máximo nivel por la sociedad. Se puede, por tanto, con la información obtenida, orientar a las familias sobre habilidades que han de mejorarse porque cuanto más situaciones novedosas pongan en práctica, mejor las generalizarán.
─Actualmente, los programas de la Fundación abarcan hasta la edad adulta de las personas con síndrome de Down pero siempre ligados a las familias. ¿Qué opinión le merecen planteamientos como el de los pisos tutelados para que estos jóvenes puedan independizarse?
Es una muy buena opción para aquellos que lo necesiten por motivos familiares o que quieran vivir independientemente, ya que les da la oportunidad de vivir experiencias como cualquier otro joven.
─La implicación de los padres es fundamental para el desarrollo formativo de los niños. ¿Cómo valoraría esta implicación?
Por supuesto que es muy importante la implicación de los padres en el desarrollo formativo ya que los profesionales no deben ni pueden sustituirlos, pero en ocasiones se comprueba, por ejemplo, que el grado de dominio de algunas habilidades es menor que el indicado por los padres, que suelen ver con ojos en exceso optimistas, lo que son capaces de hacer sus hijos.
O por el contrario, conductas o actividades que realizan correctamente en la Fundación no se generalizan en casa, bien porque no se les deja, o porque no se les obliga por no discutir, o porque es más cómodo que a uno se lo hagan. En algunos casos ocurre que los padres pueden protegerles demasiado por miedo a lo que le puede pasar fuera de casa (coger solos el autobús, ir a comprar…).
─¿Qué programas cree que hacen falta en estos momentos para mejorar el futuro de las personas con Síndrome de Down? ¿Con cuáles se completaría la labor actual?
Con vistas a ese futuro, que se regule el acceso de las personas con discapacidad intelectual a los organismos públicos, ya que aunque hay un site por ciento de plazas reservado, en el caso de las personas con síndrome de Down no tienen la misma oportunidad de prepararse unas oposiciones que personas con discapacidad sensorial o física, que sí pueden. También es importante que subvencionen el tema de los pisos tutelados y no supriman la pensión cuando empiezan a trabajar, para que puedan tener unos ingresos suficientes.