A poco que uno contacte con otros grupos de padres y profesionales, en España y en otros países, advierte fácilmente el intenso afán común por conseguir que los jóvenes con síndrome de Down lleguen a completar el largo camino de la integración en forma de un trabajo estable dentro de un ambiente laboral ordinario. Es como si hubiese ya un objetivo claro hacia el cual dirigirse, que nos marca las tareas de intervención y formación que han de planificarse a lo largo de la niñez y de la adolescencia: el desarrollo de aptitudes y de habilidades individuales y sociales. De acuerdo con ello, ofrecemos dos experiencias que abordan la integración laboral desde perspectivas distintas, como ejemplo de la flexibilidad que debemos tener en nuestros planteamientos y ofertas. El primero muestra una pequeña parte del fruto del trabajo largo y laborioso realizado por quienes fueron pioneros en el empleo con apoyo para personas con síndrome de Down: el Proyecto Aura de Barcelona. El segundo ofrece un programa que acaba de ponerse en marcha en Madrid, en un esfuerzo conjunto de la Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación Prodis (asociada al Colegio María Corredentora). Gracias a él, jóvenes con discapacidad intelectual de distinto origen que han terminado su etapa escolar realizan un Curso de dos años de formación para la inserción laboral en un ambiente universitario.