Quienes viven la discapacidad intelectual y conviven a diario con ella, en sus múltiples y a veces difíciles facetas y circunstancias, acogen con satisfacción —y no pocas veces con alivio— los avances que la neurociencia, inteligentemente desarrollada, despliega en nuestro mundo moderno. Sin embargo, la neurociencia moderna, con sus poderosos instrumentos, levanta suspicacias.
Siempre hay quienes temen la aparición de una mano tenebrosa que, desde el poder, se apodere de la ciencia para reforzar su política discriminatoria contra el mundo de la discapacidad intelectual. Es la biopolítica, erigida por Foucault como origen de discriminación y opresión detentadas por el poder.
Nos llega un reciente trabajo desde la revista Disability & Society, firmado por el Prof. Altermark (Lund, Suecia), en el que expone extensamente su temor a que la neurociencia, como nueva disciplina, esté ya sirviendo para reafirmar las razones de una biopolítica interesada más en discriminar que en explicar. El artículo, obviamente, suscita el debate ante el cual no queda ajeno quien suscribe esta carta. Como neurocientífico y como padre. Y deja por tanto de hacer otro comentario que no sean los conceptos que ofrece a los lectores en su propio artículo. Sigue leyendo →