Mi hermano Carlos

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Por Montse Saro

Cuando desde la Fundación me pidieron que escribiese mi experiencia con mi hermano, no dudé en aceptarlo, porque quizás mi relación con él haya sido especial. En el momento de nacer mi hermano yo tenía tan sólo 14 años. Se produjeron entonces muchos sentimientos, dudas, incertidumbres…, pero algo tuve claro desde el principio y eso que no era muy mayor: que había que tirar hacia delante y ayudarle en todo lo que pudiera. Recuerdo como si fuese hoy las sesiones en el Serem, las horas invertidas en casa, todo era poco para conseguir avanzar en cosas que a mí me habían resultado fáciles, desde andar hasta hablar o escribir. Un paso importante fue conseguir que le aceptasen en el colegio, porque hace treinta años las cosas no eran como lo son ahora. Después vino el tener que cambiarle de colegio porque la integración no llegó… No obstante, acudió al Colegio Parayas y él estuvo contento todos los años que permaneció allí. Luego vino el asistir a clase a la Fundación, que tenía que ir y venir solo, ya que mi madre trabajaba y no tenía coche y mi hermana y yo tampoco podíamos llevarle y traerle todos lo viajes. El trabajo ha sido su último logro y lo ha conseguido desempeñar maravillosamente.

Carlos es una persona muy vital, activa, no duda en ofrecer su ayuda para todo y puedes contar con él para cualquier cosa, siempre que esté en su mano el poderlo hacer. Participa en el Coro de la Parroquia y tiene sus amigos, con los que de vez en cuando se toma un café. Lo más importante es que él siempre ha estado ahí cuando lo hemos necesitado. Cuando tuve a mis dos hijos, él se ha quedado a cuidarles mientras yo iba a hacer algún recado, siendo una ayuda inestimable para nosotros. Él se ha sentido realmente responsable de sus sobrinos, jugando con ellos, atendiéndoles. Hemos hecho de todo juntos, ir a la playa, a la montaña, de vacaciones, aprendió a andar en bicicleta, a nadar, a esquiar… No ha habido nada en lo que no le hayamos hecho participar y siempre ha estado dispuesto a todo, sin dudarlo. Ha formado parte de nuestra vida familiar siempre, junto con mi hermana, mi cuñado y mi madre y hemos ido a todos los sitios y ha aprendido con nosotros y nosotros con él. El resto de la familia, junto con muchos amigos también ha estado muy presente en nuestras vidas y en la suya, lo que yo creo que es realmente importante para desarrollar la personalidad.

Con el paso de los años y después de ser padres, muchas veces lo hablo con Jesús, mi marido, y decimos que en vez de dos hijos hemos tenido tres, ya que Carlos ha estado presente desde el principio en nuestra relación y nos ha aportado tanto que no hay palabras para explicarlo. Nuestro principal objetivo fue siempre que fuese una buena persona y que se pudiese desenvolver solo, algo que se ha conseguido completamente, con el apoyo de la Fundación y el trabajo desde casa. Creo que ha enriquecido nuestras vidas de una manera tan especial, hemos compartido y seguimos compartiendo tantas y tantas cosas, que creo que nadie que no haya pasado por la experiencia pueda entender. Con estas líneas sólo queremos decirle lo mucho que le queremos y que le agradecemos que esté junto a nosotros.

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